viernes, 17 de agosto de 2012

Salarios y productividad: La piedra fundacional

Salarios y productividad: La piedra fundacional
agosto 16, 2012
Fernando Ravsberg*

HAVANA TIMES — El principio de incrementar la productividad como paso
previo al aumento de los salarios parece desde la economía, un principio
irrebatible. Sin embargo, no es del agrado de aquellos cubanos que se
ven obligados a "inventar" para llegar a fin de mes.

Pero aun aceptando ese principio como válido, muchos se preguntan por
qué no se aumentan los salarios de las personas que trabajan en sectores
que ya son productivos, algunos de los cuales tienen desde hace años
fabulosos rendimientos económicos.

La Salud Pública, por ejemplo, aporta la mayor parte de las divisas del
país. Juntos los ingresos de los 2 millones de turistas y las remesas
familiares del 1.5 millones de emigrados, se quedan por debajo de la
cifra obtenida por los médicos en el extranjero.

No se puede pedir más productividad a pesar de lo cual sus salarios
continúan siendo insuficientes para vivir. Los pacientes lo saben y por
eso cuando van a la consulta llevan algún regalo, desde una colada de
café o una merienda hasta un cerdo entero.

Algunos médicos que cumplieron misiones en el extranjero se quejan
porque ahora se niegan a pagarles una compensación de U$D 50 mensuales,
algo que al parecer les habían prometido antes de enviarlos a trabajar
dos años alejados de sus familias.

El periódico oficial Granma publicó un artículo con los costos de la
atención de salud para que el ciudadano sepa lo que está recibiendo como
"salario social". Es buena idea pero también podrían decir cuánto se le
paga a un médico por cada una de esas consultas.

Trabajan mucho, hacen guardias, participan en cuanta misión en el
extranjero se les propone e ingresan por esa vía miles de millones al
Estado, entonces ¿por qué no se les aumenta el salario?, ¿por qué
reciben lo mismo que los sectores improductivos?.

Y no son los únicos, hace poco fui a explorar la cueva Santo Tomás, la
más grande de Cuba, ubicada en Pinar del Río. Por el camino visité un
bohío sin electricidad, no tienen ni siquiera un refrigerador donde
conservar los alimentos y enfriar un poco de agua.

La dueña de casa es la compradora de la empresa de habanos en esa zona.
Durante todo el año controla la siembra, los cuidados y, tras la
cosecha, decide sobre calidades y precios. Gana solo U$D 18 al mes a
pesar de las enormes utilidades que reporta al país.

También los pequeños campesinos son muy productivos, se invierte muy
poco en ellos y obtienen resultados muy superiores a las granjas
estatales, esas que la gente en broma compara con el Vaticano "porque en
medio siglo solo han dado 5 papas".

Pero no fueron los guajiros los que crearon esas granjas, impusieron una
distribución absurda o nombraron a los dirigentes del sector, gracias a
los cuales se siguen perdiendo cosechas de arroz, tomate o plátano, como
denuncia el periódico Granma.

Por eso muchos cubanos sienten como una injusticia que sean los
trabajadores quienes sufran los bajos salarios. Consideran que la escasa
productividad es responsabilidad del gobierno, que es quien crea los
mecanismos ineficientes y promueve dirigentes ineptos.

Una economista cubana me decía que cuando se analiza la improductividad
de una empresa se debería definir si es por responsabilidad de los
trabajadores, por mal desempeño de sus dirigentes o porque el modelo no
les permite desarrollarse.

El contable de uno de los hoteles con mayor ocupación de la capital, me
explica que su empresa es "improductiva" porque entregan sus divisas al
Estado y este se las canjea en moneda nacional a una tasa de 1×1 cuando,
según el cambio real, deberían darle $24 por cada dólar.

Al gobierno le toca liberar a las fuerzas productivas de un modelo-corsé
que ya no las deja respirar. Ayudaría también que en la producción y los
servicios se promuevan a los dirigentes pensando en la idoneidad
profesional y no solo en la confiabilidad política.

Y mientras el modelo termina de "ajustarse" se podrían pagar mejores
salarios en los sectores que, como los médicos o los tabaqueros, ya son
productivos. No habría que temer a la desigualdad porque esta
seguramente se convertirá en aliciente para los demás.

Hace unos años el gobierno definió que la justicia social no se basa en
que los ciudadanos reciban iguales ingresos sino en que todos tengan las
mismas oportunidades, garantizando que los más pobres cuenten con lo
básico para vivir como seres humanos.

Una piedra sobre la que se podría fundar una nación.
—–
(*) Publicado con la autorización de BBC Mundo.

http://www.havanatimes.org/sp/?p=69570

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