miércoles, 15 de agosto de 2012

La discriminación racial es un combustible peligroso

"La discriminación racial es un combustible peligroso"
Miércoles, Agosto 15, 2012 | Por Pablo Pascual Méndez Piña

LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -Juan Antonio Madrazo, de 42
años, licenciado en administración de empresas, da la bienvenida a
Cubanet en su cuartel general de la calle 23, entre C y D, en el Vedado
habanero. En la sala permanecen colgadas fotografías de Antonio Maceo,
Celia Cruz, el Duque Hernández, Teófilo Stevenson, Carlos Acosta, entre
otras celebridades cubanas afro descendientes. Tras degustar un
exquisito café -brindado por su mamá-, salimos a la terraza donde
observamos el ir y venir de los transeúntes y la mescolanza socio racial
de los nacionales.

Cubanet: ¿Según las estadísticas oficiales, qué porciento de ciudadanos
negros hay en Cuba?

Juan Antonio Madrazo: Un 10%.

CN: ¿Cifra cuestionable?

JAM: Claro. Los primeros en cuestionarla son los propios cubanos. Cuando
te montas en una guagua o caminas por las calles, te das cuenta de la
superioridad numérica de los afro descendientes. Es cierto que hay
ciudades con más población blanca, pero también existen asentamientos
con una relación aritmética contraria. Ejemplifico que el antropólogo
Juan Alvarado fue uno de los primeros en poner en entredicho las
estadísticas oficiales -las verdaderas cifras son "secreto de estado"-.
Incluso, tenemos informaciones de especialistas del Instituto Cubano de
Genética, quienes manifestaron estar en descuerdo con los números
arrojados por los censos de población y vivienda, afirmando que al menos
60% de cubanos son afro descendientes. Enfáticamente te aseguro que el
gobierno ejerce presiones sobre todos aquellos intelectuales que
impulsan un debate nacional sobre la demografía afro descendiente,
destacándose entre ellos: el bibliotecólogo Tomás Fernández Robaina, el
ensayista Roberto Zurbano, quien en la actualidad preside el fondo
literario de Casas de las Américas, y la investigadora Inés María
Martíatu, por cierto, más reconocida en el extranjero que en Cuba.
También, desde 1986, en los congresos de la UNEAC se han disputado estos
cuestionamientos raciales, pero el régimen se las arregla para silenciar
las demandas del anhelado debate nacional.

CN: ¿Por qué el gobierno oculta las verdaderas cifras de nuestra
composición étnica?

JAM: Por intereses políticos. Hay que desandar la historia, cuando, en
1962, José F. Carneado, entonces ejecutivo ideológico del Partido Unido
de la Revolución Socialista, certificó públicamente que la
discriminación racial fue erradicaba por decreto revolucionario, y a los
afrocubanos -considerados "una minoría étnica"- se les confería el
derecho a la igualdad. Paralelamente comenzó el discurso -o mejor dicho,
el "chantaje emocional"- de que los negros se convirtieron en personas
gracias a la revolución, que estudiarían y trabajarían amparados por ese
Olimpo de deidades blancas que los liberó del yugo opresor, debiéndoles
lealtad y agradecimiento sin límites. Desde entonces, el afrocubano
sería la punta de lanza, o la carne de cañón para defender la
revolución, por considerársele el sector poblacional "más beneficiado".
Las manipulaciones fueron denunciadas desde el principio por
intelectuales de la talla de Carlos Moore, Juan René Betancourt, Iván
Cesar Martínez y Juan Benemelis, quienes tuvieron que exiliarse, y son
satanizados con vehemencia por las corrientes procastristas.

CN: ¿Qué cantidad de afrocubanos milita en las filas del partido comunista?

JAM: La cifra es considerable.

CN: ¿Y la representación en las altas esferas del partido y el gobierno?

JAM: Totalmente cosmética, pocos escaños de los máximos dirigentes del
régimen están ocupados por negros. Ejemplifico que en el MINFAR y
MININT, no hay viceministros ni generales de cuerpo de ejército negros.
Creo que en las fuerzas armadas sólo hay dos generales de división. Se
ha comprobado que la máxima graduación a la que ascienden los oficiales
negros es a la de general de brigada. Las campañas internacionalistas de
Angola y Etiopía -utilizadas para enmascarar el perfil discriminatorio
del régimen- produjeron pocos oficiales negros de alta graduación; por
ejemplo, el fallecido general de brigada Víctor Schuhe Colás, quien
fuera el más brillante estratega del frente norte en Angola, ni siquiera
fue ascendido a general de división póstumamente. Académicos soviéticos
detectaron desequilibrios raciales en la élite gubernamental cubana, y
gracias a esas conclusiones, elevaron al politburó a Esteban Lazo, un
apparatchik, sin bagaje revolucionario. También es ínfima la
representación de embajadores afrocubanos acreditados en otros países.

CN: ¿Cuáles son las discriminaciones más reportadas en Cuba?

JAM: La más relevante es el desmesurado hostigamiento de los cuerpos
policiacos contra los ciudadanos negros, a quienes tildan de potenciales
delincuentes, y se les obliga a mostrar su carnet de identidad, so pena
de ser multados o aprehendidos. En el año 2010, la opinión pública
condenó la ley SB-1070, adoptada en Arizona, contra los inmigrantes
ilegales. En Cuba, este tipo de violación discriminatoria está
instituida desde hace 40 años contra los propios cubanos. Y por cierto,
no tengo información de que algún cónclave internacional de derechos
humanos la haya repudiado.

En la industria turística, ciudadanos negros con títulos universitarios,
incluso, con pleno dominio de tres idiomas, no pueden aspirar a ocupar
plazas de guías turísticos o directivos gerenciales, en cualquiera de
los hoteles de las más reputadas cadenas del país. A duras penas, los
empleos más asequibles para ellos, son: servicios en la elaboración de
alimentos dentro de las cocinas, mozos de limpieza, mantenimiento y
custodios. Algunos plantean que gerentes cubanos, blancos, con un carnet
del partido en el bolsillo, han sentenciado: "Aquí no queremos negros".
Otros, los más diplomáticos, achacan la negativa a exigencias de
empresarios europeos.

En determinados ministerios, como el de la Inversión Extranjera,
Comercio Exterior, Relaciones Exteriores y el Instituto Cubano de Arte e
Industria Cinematográfica (ICAIC), es baja la presencia de directivos
afrocubanos. Sólo se le asignan cargos de secretarios del partido y
sindicatos, o sea, los de agitadores políticos. En la esfera de la
cultura también se han recibido denuncias de discriminaciones raciales.
Por ejemplo, en el Teatro Lírico Nacional, el Ballet Nacional de Cuba y
otras instituciones. Igualmente es discriminatoria la no existencia de
una pedagogía relacionada con la integración racial, tanto en el
contexto educativo, como en los medios de difusión. En fin, el paquete
es amplio.

CN: Según vox pópuli, los afrocubanos tienen una presencia preponderante
en las turbas de respuesta rápida. ¿Cuestionas este comentario?

R: No lo discuto, reconozco que es una consecuencia de las
manipulaciones antes mencionadas. Utilizar un sector poblacional tildado
de "víctimas", para convertirlos en "victimarios", defensores de un
régimen que supuestamente "les benefició y otorgó plenos derechos", es
una escenificación que, a la vista de los incautos, favorece "la imagen"
de la dictadura. Pero tales abominaciones también fueron utilizadas por
el colonialismo español, en el siglo XIX, cuando creó la Milicias de
Pardos y Morenos, los Guerrilleros Negros y los Casinos de Españoles de
Color, con el fin de dinamitar la moral de las tropas independentistas.

CN: ¿Qué efectos busca la publicidad oficialista explotando la imagen
del afrocubano?

JAM: Es una grosera y contradictoria propaganda. En una valla enclavada
en la avenida Boyeros, dice un rótulo sobre la fotografía de un
sonriente afrocubano: "Los cambios que necesita Cuba, son más
socialismo". Sin embargo, la mayoría de los negros están sumidos en la
más exorbitante pobreza. Por ejemplo, desde hace más de 60 años,
subsisten en los mismos barrios: Centro Habana, La Cuevita, Palo Cagao,
Hindaya, Pocitos… e innumerables ciudadelas de la periferia capitalina.
Paradójicamente pocos moran en el Nuevo Vedado, Miramar, Kholy,
Country Club, Siboney o cualquiera de los mejores repartos de la Habana.
Las más recientes innovaciones económicas no han beneficiado a los
cuentapropistas negros, porque, en alto porcentaje, no cuentan con
buenas casas (infraestructura), ni familiares en el exterior que les
ayuden financieramente para montar un negocio, por ser el sector
poblacional que menos ha emigrado.

CN: ¿Qué tareas se ha propuesto acometer el Comité Ciudadano por la
Integración Racial (CCIR)?

JAM: Trabajo, trabajo y más trabajo, documentando casos de
discriminación racial a través del observatorio ciudadano, impartiendo
conferencias, haciendo periodismo y luchando a brazo partido para que la
diáspora tome conciencia de que el problema racial debe tomarse en
cuenta desde ahora y no a partir del restablecimiento de la democracia
en Cuba. También hemos elaborado un plan de denuncia civil por la pobre
cobertura dedicada a la conmemoración del centenario de la masacre de
los independientes de color y por la insuficiente difusión del
documental "1912, Voces para el silencio". Un pueblo que no predica
sobre sus errores, corre el riesgo de volver a cometerlos.

CN: ¿Se les oponen otros afrocubanos e instituciones oficialistas?

JAM: Intelectuales pro-régimen, como Miguel Barnet, Guillermo Rodríguez
Rivera, Esteban Morales y Gisela Arandia. Los proyectos oficialistas,
como "Cofradía de la Negritud", o el desarticulado "Color Cubano", todos
empeñados en desmoralizarnos ante el pueblo como una disidencia negra y
mezquina vinculada al Plan Bush. También el chantaje intimidatorio y la
represión de la policía política contra todos aquellos jóvenes que se
nos acercan -que cada día son más-, porque el régimen está consciente de
que la discriminación racial es un combustible peligroso que pudiera
acelerar una rebelión.

CN: ¿En una Cuba libre y democrática, fundarían los negros otro Partido
de Independientes de Color?

JAM: No es viable. Nosotros luchamos por la integración racial, y
soñamos, como el reverendo Martín Luther King Jr. En una Cuba libre y
democrática, negros y blancos nos daremos las manos para reconstruir la
patria, la cual, por cierto, bastante desbaratada nos la dejará el
comunismo.

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