miércoles, 15 de agosto de 2012

Infaustas estaciones

Disidencia, Represión

Infaustas estaciones

El Gobierno cubano arremete contra la posibilidad del manejo y expansión
de Twitter o de Facebook, por eso temen a las tecnologías y al uso de ella

Dariela Aquique, La Habana | 15/08/2012 10:49 am

Cuando te lees la novela 1984 del británico Georges Orwell, experimentas
una sensación tan angustiante, que prefieres no involucrarte demasiado,
la repasas impaciente, mas distanciándote para no quedar atrapada en la
congoja y la impotencia de identificarte con Winston Smith, el personaje
principal. Sin embargo, sabes de sobra que la realidad siempre supera la
ficción. Los cubanos hemos estado por más de medio siglo sintiendo los
mismos pánicos que el héroe de dicha trama, ya que hemos sido
protagonistas de una adversa coyuntura social, donde los más elementales
derechos cívicos, son vetados constantemente por los ucases del régimen
totalitario impuesto en la Isla desde 1959.

Hace unos meses anda circulando un documento, denominado "Demanda
ciudadana por otra Cuba", que no es más que una iniciativa para fomentar
un proyecto que abogue por reformas políticas en la Isla a favor de
mayores libertades individuales. Y que a continuación adjunto:

Demanda ciudadana por otra Cuba
Como cubanos, hijos legítimos de esta tierra y parte esencial de nuestra
nación, sentimos un profundo pesar por la prolongada crisis que vivimos
y la demostrada incapacidad del gobierno actual para realizar cambios de
fondo. Esto nos obliga desde la sociedad civil, a buscar y demandar
nuestras propias soluciones.
Los ingresos miserables, la escasez de alimentos y vivienda, la masiva
emigración por falta de oportunidades, la discriminación del pensamiento
diferente, la ausencia de espacios de debate público, los arrestos
arbitrarios, la falta de garantías ciudadanas, la corrupción y la
inamovilidad de la elite gobernante son algunos síntomas de la difícil
realidad que enfrentamos.
Queremos debatir públicamente sobre la doble moneda, las restricciones
migratorias, los derechos del trabajador a un salario digno, el derecho
de cualquier cubano, viva donde viva, a fomentar iniciativas económicas
en su propio país, la crisis demográfica, el libre acceso a Internet y a
las nuevas tecnologías. Queremos debatir sobre el ejercicio de la
democracia. Sobre la base de que la Constitución de la República de Cuba
establece
En su Artículo 3: En la República de Cuba la soberanía reside en el
pueblo del cual dimana todo el poder del Estado.
Y en su Artículo 63: Todo ciudadano tiene derecho a dirigir quejas y
peticiones a las autoridades y a recibir la atención o respuestas
pertinentes y en plazo adecuado, conforme a la ley.
Demandamos al gobierno cubano:
Que ponga en práctica de inmediato las imprescindibles garantías legales
y políticas concebidas en la Declaración Universal de Derechos Humanos y
que ratifique el Pacto de los Derechos Políticos y Civiles y el Pacto de
los Derechos Económicos Sociales y Culturales de las Naciones Unidas,
firmados por el Gobierno cubano el 28 de febrero del año 2008 en la
ciudad de Nueva York. Esto garantizaría el pleno respeto a los
ciudadanos sin importar cuáles sean sus ideas o su accionar
político-social y que sean restaurados sus derechos a todos los que por
sus opiniones, discrepen del gobierno. Consideramos estos derechos
esenciales en la formación de una Cuba moderna, libre y plural, que nos
acoja a todos por igual e inserte nuestra soberanía en un mundo dinámico
y cada vez más global.
Nos sentimos comprometidos con una transformación democrática, donde
todos puedan aportar sus visiones y contribuir a su materialización.
Invitamos a todos los cubanos dentro y fuera de la Isla identificados
con estas demandas, a sumarse a este reclamo justo y necesario. Nuestra
esperanza de ser escuchados por el gobierno está casi agotada, aun así
decidimos hacer llegar a las autoridades esta demanda, como un recurso
impostergable para lograr un entendimiento eficaz. Estamos decididos a
no aceptar el silencio institucional considerando como respuesta a esta
demanda la ratificación de los pactos mencionados.

Cuando leí este pliego, inmediatamente recordé el Proyecto Varela,
ideado por opositores al Gobierno de Fidel Castro en 1998 y que estuvo
dirigido por Oswaldo Payá, quien le diera ese nombre en honor al
presbítero Félix Varela. Este movimiento logró innegable repercusión
internacional entre 2002 y 2003. Y se fundamentó en el Artículo 88 de la
Constitución Cubana de 1976, que permite a los ciudadanos proponer leyes
si 10.000 electores registrados presentan sus firmas a favor de la
propuesta.

La Asamblea Nacional rechazó el pedido, a pesar que la organización
reportó haber conseguido 11.200 firmas, más del número requerido para
ser considerado. En el 2002, Payá presentó personalmente 11.020 firmas
apoyando el Proyecto Varela a la Asamblea Cubana, y en el 2004 presentó
14.000 firmas adicionales. Sin embargo, la gestión no llegó a feliz
término, por el contrario la reacción no se hizo esperar y la respuesta
del Gobierno cubano se dio a través del Comité de la Constitución y
Asuntos Legales de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba,
proponiendo que la Constitución cubana fuera enmendada para hacer
permanente el carácter socialista del Estado cubano.

La votación fue aprobada por el 98,97 % de los votos, que como todos
saben fue resultado de presiones a los ciudadanos, así como al
desconocimiento de la gran mayoría del por qué real de dicha enmienda,
(no olvidemos que un porcentaje excesivamente grande de la población
cubana carece de conocimiento efectivo de sus derechos civiles y que han
sido víctimas de la manipulación de la información oficialista respecto
a determinadas circunstancias).

El pueblo cubano ha sido programado solo para entender que cualquier
manifestación de desafecto al sistema político puede ser muy
cuestionada, al punto de acarrear graves inconvenientes como verse
implicado en cualquier momento ante una acusación por incurrir en
supuestos delitos atendiendo a las vigencias de leyes en virtud del
artículo 91 del Código Penal, como la Ley No.88 de Protección de la
independencia nacional y la economía de Cuba, más conocida como Ley
Mordaza, la que fuera instaurada para justificar una la serie de
arrestos y condenas contra detractores del Gobierno ocurridos durante el
mes de abril del 2003 y a lo que se le ha dado en llamar como la
Primavera Negra de Cuba, cuando 75 prisioneros de conciencia fueron
sancionados a privación de libertad que oscilaban entre 10 y 20 años,
después de haber sido sometidos a juicios sumarios. Los imputados en
estos procesos fueron acusados de "…realizar actoscontra la protección
de la independencia nacional y la economía de Cuba y actos contra la
independencia o la integridad o estabilidad territorial del estado…"

Acciones estas, que como aluden las Damas de Blanco no fueron sino una
respuesta al auge que empezaban a cobrar ciertos grupos de oposición en
la Isla y al proyecto de reforma política Varela.

Las declaraciones del entonces Ministro del Exterior Felipe Pérez Roque
en abril de 2003, fueron:

(…) El Proyecto Varela forma parte de la estrategia de subversión contra
Cuba, ha sido concebido, financiado y dirigido desde el exterior, con la
participación activa de la Sección de Intereses norteamericana en La
Habana; forma parte del mismo esquema de subversión, no tiene el menor
asidero en las leyes cubanas, es una burda manipulación de la
Constitución y las leyes de Cuba".

Agregó que "Se ha multiplicado el uso de la valija diplomática de la
Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, para financiar,
proveer de medios para ejercer su labor contrarrevolucionaria en Cuba a
los grupos creados y financiados por el gobierno de Estados Unidos. En
fin, se ha creado una situación de encrispamiento, de aumento de la
labor subversiva, del irrespeto por las leyes cubanas, de franco desafío
a la institucionalidad legal de Cuba, a la que toda representación
diplomática debe respeto en su trabajo en nuestro país (…).

El Ministerio de Justicia, por su parte declaró:

(…) En abril 3, 4, 5 y 7, contrarrevolucionarios detenidos recientemente
por su conocida participación en actividades mercenarias y otros actos
contra la independencia y la integridad territorial del estado
aparecieron en los tribunales de Crímenes contra la Seguridad del
Estado, ligados a las cortes municipales del país, en una audiencia
pública. Sus juicios se llevaron a cabo de acuerdo a los procedimientos
establecidos en el Artículo 479 del Acto de Procedimientos Criminales,
con amplio respeto por las garantías y derechos básicos de los acusados.
Las sentencias impuestas por la Corte conllevaban términos de seis a
veintiocho años y todos los acusados fueron debidamente instruidos sobre
el derecho a apelar sus sentencias ante la Corte Suprema del Pueblo (…)

Por esta fecha y de forma coincidente aconteció el secuestro de la
lanchita de Regla en La Habana, por lo que fueron procesados por actos
de terrorismo y portación y tenencia ilegal de armas yexplosivos, 3
jóvenes a pena de muerte, 4 a cadena perpetua, 1 a 30 años y las mujeres
a condenas entre 2 y 5 años de privación de libertad. Recuérdese que
desde entonces y a causa de la postura internacional, donde los
Gobiernos de la Unión Europea, el papa Juan Pablo II, organizaciones
defensoras de los derechos humanos, Reporteros sin Fronteras o Amnistía
Internacional e intelectuales y artistas de varias partes del mundo
reprobaron estos hechos, fue que se declaró en moratoria la pena de
muerte en Cuba.

Las autoridades aplicaron medidas de hostigamiento, arrestos, amenazas,
multas, confiscaron firmas. La Seguridad del Estado infiltró voluntarios
en los grupos de disidencia que denunciaron a los activistas que habían
recogido firmas. Se instauró entonces el concepto de "peligrosidad"
definido como la tendencia de una persona a cometer crímenes, demostrado
por su conducta en contradicción a las normassocialistas. Lo que de
acuerdo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, esta provisión
es igual a un criterio subjetivo utilizado por el Gobierno para
justificar violaciones a la libertad personal y el proceso legal
correspondiente para aquellas personas cuyos único crimen es que tienen
una opinión distinta a la opinión oficial.

Todo esto que hemos recordado, transcurrió hace nueve años, cuando por
caldeados que estuviesen los ánimos, puede decirse que aún el Gobierno
contaba con cierto respaldo. Me preguntaba, ahora que la impopularidad
de la dirigencia ha alcanzado niveles sorprendentes, que las cotas de
desacralización de sus preceptos son enormes y que la gran mayoría del
pueblo ha tomado conciencia de lo descabellado que resulta insistir en
modelos económicos y sociales ortodoxos que el Estado porfía en
sostener. Ahora que prevalece esa suerte de paranoia que la oficialidad
difunde utilizando en los medios una serie de reportajes y artículos con
declaraciones de agentes encubiertos de la seguridad cubana, para hacer
aparecer y reiterar nuevos conceptos como el de ciberdisidencia; la más
nueva terminología cubana, creada a partir de la conjunción de las
definiciones: cibernética y disidencia y que se refiere esencialmente a
las personas que utilizan el ciberespacio para dar a conocer la realidad
cubana, esa otra cara de la Isla que muchos desconocen tras la fachada
del chovinista slogan del "más justo de los sistemas sociales".

Hoy que la revolución informática, los teléfonos celulares y los
satélites han quebrado los límites, que las nuevas tecnologías hacen
posible que la multiplicación de la información acelere los procesos de
análisis a niveles de velocidad tales que la inmediatez se ha convertido
en un elemento ejecutante fundamental, el Gobierno cubano arremete
contra la posibilidad del manejo y expansión de Twitter o de Facebook,
por eso temen a las tecnologías y al uso de ellas. Por eso es que jamás
se ha esclarecido qué pasó realmente con el famoso cable de fibra
óptica. Por eso los cubanos no tenemos acceso a la Web 2.0. Por eso
apelan a recursos tan bajos como llevar a cabo un censo solapado de
¿quiénes tienen y quienes no, teléfonos móviles o PCs? Todo esto
responde al sobresalto que está experimentando el Gobierno, cuando
siente que sobre él se cierne la amenaza de un ineludible desplome.

Ahora que el cambio en Cuba es inminente, que son mayores las
probabilidades de repercusión de la Demanda ciudadana por otra Cuba, que
la que tuviese hace años atrás el Proyecto Varela, ¿cuáles serán las
respuestas del régimen, que pese a su obsolescencia se aferra en
perpetuarse? ¿Será tan angustiante el panorama de la Isla como el más
sombrío capítulo de la novela de Orwell? ¿Dejará incluso de estar en
moratoria la pena capital? ¿Será que volverán veranos, otoños o
inviernos aciagos? Han demostrado ser capaces de todos, así que no
dudaba que estarían por venir estaciones negras para Cuba.

Todos mis temores quedaron confirmados, hace apenas 15 días, cuando tuve
la noticia de la muerte de Oswaldo Payá en circunstancias aún del todo
esclarecidas, pero la certeza de que un panorama no feliz es el que
hemos de vivir todos aquellos que de una forma u otra nos resistamos a
seguir aceptando la falta de libertad, fue ejemplificada con la
detención y las represiones a muchos de los asistentes al sepelio de un
digno ciudadano que luchó pacifica e incansablemente por una Cuba mejor
y que la vida no le alcanzó para verlo. Ya sé que no les bastó una
primavera negra, lamentablemente estamos teniendo un verano de duelo.

http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/infaustas-estaciones-279263

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