miércoles, 22 de agosto de 2012

Ilusión carnavalesca

Ilusión carnavalesca

Bloguero cubano Alejandro Tur recorre las fiestas del carnaval de
Cienfuegos y expresa el 'mal sabor' que le dejó en la boca el recién
terminado festejo.
agosto 21, 2012

Recordar es volver a vivir, reza el viejo refrán. Tal vez es la razón
por la que desde hace días me ha dado por rememorar los viejos
carnavales. Claro, el deseo no surgió así no más, emergió tras asistir a
una nueva edición de esta festividad celebrada del día 8 al 12 de agosto
en la ciudad de Cienfuegos.

Volver la vista atrás fue en realidad un acto inconsciente de exorcismo,
un intento por superar el mal sabor que me dejó en la boca el recién
terminado festejo. Y es que en verdad, nada tienen que ver los
carnavales de antaño con lo que experimenté el pasado fin de semana.
Aquellos paseos de carrozas, aquellas congas que arrastraban un mar de
pueblo tras de sí, las decenas y decenas de quioscos a lo largo de la
Calzada de Dolores, del Paseo del Prado, las tarimas con conjuntos
musicales de altos vuelos bifurcadas por la larga geografía de nuestro
malecón, los numerosos muñecones, los siempre nítidos fuegos
artificiales, todo, todo sin excepción ha sufrido una metamorfosis y se
ha desnaturalizado.

Del evento me enteré días antes por la radio local. En ella los
organizadores aseguraban que la fiesta complacería aún a los más
exigentes. Se hablaba de ricas opciones gastronómicas y que la parte
cultural estaría cubierta fundamentalmente por conjuntos locales.
Confieso asistí a regañadientes, soy de los que prefieren la
tranquilidad del hogar a los tumultos, sin embargo mi labor periodística
me imponía estar presente, palpar, degustar, respirar, el ambiente del
carnaval.

La primera sensación que recibí una vez en el lugar era la de hallarme
en un cine viendo una película de zombis. La gente caminando de un lado
a otro sin expresividad en los rostros, las sonrisas y la alegría
parecían haber sido desterradas. Todo el carnaval fue ejecutado en el
área conocida como la plaza de actos, en un área aproximada de 800
metros de largo por 200 de ancho; imaginen, la provincia de Cienfuegos
tiene algo más de 400 mil habitantes. Sin embargo, por esas paradojas de
la vida, a pesar del estrecho cerco planificado con alevosía para
tabular la multitud, a excepción de la zona Sur donde se ubicaba la
única tribuna con orquesta, el resto de la plazoleta nunca llegó a tener
una masa compacta.

Y es que las personas prefirieron quedarse en casa. Evadir la cerveza a
granel avinagrada o aguada de los termos pertenecientes a la Empresa de
Comercio, la mala elaboración en los alimentos cocidos a la intemperie,
con grasas refritas cien veces y arroces a medio hacer. Para que
molestarse si los juegos de pirotecnia era un desastre. Los voladores
vencidos por el tiempo casi se negaban a ascender en el oscuro cielo y
coronar nuestras cabezas con multicolores luces.

La comparsa sonaba a lo lejos, inalcanzable, apenas perceptible, tocando
para unos guaracheros que bailaban frente a mí y que nada me
transmitían. Parecía un producto enlatado, algo artificial a lo que le
mutilaron el espíritu. Y luego tenemos las carrozas, esas carretas
forradas con papel de brillo tiradas por tractor. Eso sí, muy a tono con
los tiempos que corren. Pobre la iluminación apenas tenían bombillos-
pobre el adorno jamás vi algo tan huérfano de decorados, pobre el
espectáculo bailable y musical.

Luego de dos horas de estar allí, me alisté para marcharme, cuando un
hecho inusitado compensaría tanta resaca emocional, sucedió algo que me
devolvió la alegría. Era domingo 12 de agosto, habían llegado las 12 de
la noche, un apologista del ex gobernante Fidel Castro subió a la
plataforma donde tocaría una famosa orquesta y tras recordarle a los
presentes que ya era 13 de agosto y Castro cumplía 86 años, comenzó a
dar vítores. El silencio fue supremo, nadie replicó las alabanzas del
adulador. Es la primera vez que recuerde que pase algo parecido.

A la casa me fui triste pero esperanzado. Es verdad que nos hemos
quedado sin carnavales, más una ilusión me nació aquella noche.

Publicado en el blog elelefante insumiso

http://www.martinoticias.com/content/article/13913.html

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