martes, 21 de agosto de 2012

Hasta nunca pobre cómplice

Hasta nunca pobre cómplice
Lunes, 20 de Agosto de 2012 10:56
Escrito por Leonardo Calvo Cárdenas

Cuba actualidad, Boyeros, La Habana, (PD) Varias instituciones oficiales
le rindieron un homenaje a modo de despedida al señor José Juan Ortiz
Brú, quien concluye su misión en Cuba como representante del Fondo de
Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

El señor Ortiz Brú, de origen español, agasajado como un entrañable
amigo por su dedicación a promover en nuestro país el bienestar de
niños y adolescentes, visiblemente emocionado aseguró a los reporteros
de la televisión que se llevaba a Cuba en el corazón.

Hay que reconocer que este experimentado funcionario de la Organización
de Naciones Unidas (ONU), con amplia trayectoria en varias agencias y
diferentes países y de declarada filiación comunista para más señas,
durante sus seis años de misión fue uno de los más activos y visibles
representantes de la organización en Cuba, los que por cierto se
caracterizan por una incondicional alineación con los intereses del
gobierno y un total desprecio por las inquietudes y necesidades del
pueblo cubano.

Durante su estancia en Cuba el funcionario participó en numerosos
eventos y proyectos, en los que siempre dejó claro su estrecha y
privilegiada relación con las autoridades, al punto de nunca emitir un
señalamiento u opinión crítica acerca de la realidad de los niños y
adolescentes en Cuba.

Estoy plenamente consciente de que los funcionarios de la ONU deben
lograr la mejor comunicación con las autoridades para viabilizar el
mejor cumplimiento de sus misiones, sin embargo los representantes de la
ONU en Cuba exageran en tanto no prestan la menor atención ni a los
requerimientos de los ciudadanos o instituciones independientes ni a los
muchos problemas y traumas que desde la compleja realidad social
conectan con los valores y principios que definen a la máxima
organización global.

Muchas veces las visiones de la realidad cubana emitida por los
representantes de la ONU en Cuba se diferencian diametralmente de las
valoraciones que realizan sus agencias en Nueva York o Ginebra.

Durante su misión en Cuba el señor Ortiz Brú se deshizo en elogios para
la acción gubernamental en cuanto a la atención a la niñez y la
juventud, sin darse por enterado de los muchísimos problemas, traumas y
carencias que afrontan los niños cubanos a tenor de la compleja realidad
socioeconómica del país y sobre todo de las posiciones políticas de los
gobernantes cubanos.

En primer lugar hay que señalar que el agasajado funcionario no se dio
por enterado, ni se hizo eco, al menos públicamente, del reclamo
reiterado que exige del gobierno cubano reconocer los 18 años como
patrón de mayoría de edad. Mucho menos se atrevió a señalar a las
autoridades como promotores desde el Estado del trabajo infantil al
incluir labores productivas en los programas de educación exclusivamente
estatales.

Como representante de la UNICEF, el señor Ortiz fue cómplice de la
tergiversación y manipulación de la difusión en Cuba de la Convención de
los Derechos del Niño, de la cual son reiteradamente omitidos los
acápites correspondientes a los derechos y libertades fundamentales.

Tan ocupado estuvo el señor Ortiz en cantar loas al gobierno cubano y de
paso proteger sus estatus y privilegios que no tuvo tiempo en seis años
de asomarse a las muchas comunidades que muy cerca de su residencia
sobreviven en precarias condiciones y donde los niños son los más
desfavorecidos.

El funcionario tampoco mostró sensibilidad por la situación de las
muchas madres solteras que afrontan con sus hijos el duro vía crucis de
la vida diaria ni por los niños discapacitados que quedaron
inexplicablemente excluidos del estudio medico-psico-social que exploró
y cubrió las necesidades de este importante sector de la población en
varios países del continente.

Uno de los hobbies del señor Ortiz en Cuba fue emitir sus valoraciones e
intentar marcar pautas sobre la problemática racial en Cuba, demostrando
una colonial vocación injerencista y un proverbial desconocimiento de la
historia social de Cuba.

Agasajado por sus amigos y tal vez satisfecho por su gestión, el señor
Ortiz parte de Cuba posiblemente sin enterarse de cuántos niños se han
convertido en adultos sin haber probado la carne bovina, cuántos niños
carecen de zapatos para asistir a la escuela, cuántas niñas se
prostituyen en nuestras calles para conseguir los suyos o cuánto duele
el triste espectáculo de la creciente prostitución juvenil masculina que
ensombrece nuestra casi desmoronada capital.

Como me sobra el humanismo y la sensibilidad que a él le falta, deseo
sinceramente que a donde quiera que vaya, su conciencia le permita
dormir en paz y en nombre de los cubanos dignos que tuvimos el indeseado
privilegio de conocerlo, le digo: hasta nunca, pobre cómplice.

Para Cuba actualidad: elical2004@yahoo.es

http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/4985-hasta-nunca-pobre-complice-.html

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