viernes, 17 de agosto de 2012

Ese no era el colmo

Ese no era el colmo
agosto 17, 2012
Erasmo Calzadilla

HAVANA TIMES — En su intento por comprender el capitalismo actual, la
investigadora Naomi Klein me ha enseñado mucho sobre nuestro socialismo.

"La doctrina del shock", una de sus más conocidas obras, pone al
descubierto cómo ciertas elites de poder generan intencionalmente crisis
sociales de dramático impacto. El objetivo es conseguir una regresión
infantil generalizada, que la gente pierda el temple, abandone sus
luchas y busque protección en papá.

Hace unos días han televisado "No Logo", documental basado en un texto
homónimo de la misma autora. El audiovisual muestra cómo las firmas
comerciales, en su crecimiento desmesurado, han ido sustituyendo al
espacio público.

Un mall no es solo una gran tienda; es también un sitio donde
distraerse, descansar, reunirse con los amigos y pasear. El único
problemita consiste en que, como espacio privado al fin, hay ciertas
cosas que no se pueden hacer, como protestar o filmar libremente. Para
eso está la calle si no la han privatizado también.

El colmo de este tsunami que viene arrasando con lo público, cree la
investigadora, son las ciudades construidas por firmas, acordes al
estilo de vida que se le asocia. El ejemplo que presenta es Celebración,
una ciudad en la Florida sin vallas publicitarias porque todo está bajo
el control de DISNEY.

Un poquito más al sur

Pero si Klein hubiera continuado su periplo rumbo sur, unas millas más
allá de la Florida hubiera tropezado con un sitio donde se le da una
vueltecita más a la rosca.

En todo el territorio de la república de Cuba no existe un espacio
público donde se pueda protestar o filmar libremente pues la calle es de
Fidel y de los Revolucionarios. Aquí lo privado no necesita paredes ni
cercas; abarca toda la nación. La excepción es, quizás, el interior de
las casas particulares.

Denuncia Klein que las firmas contratan mano de obra barata en el tercer
mundo, les pagan menos de un dólar por jornada, no permiten los
sindicatos y logran, con sus técnicas de persuasión, que se acepte como
algo natural la suspensión de garantías laborales.

Yo, que soy profesional y he trabajado en varias instituciones del
Estado cubano, no recuerdo ninguna donde me pagaran más de un dólar por
jornada, ni donde el sindicato protegiera verdaderamente al trabajador.

Allí donde el salario fue un poco más alto, el Perfeccionamiento
Empresarial daba luz verde a los jefes para despedir a quien considerara
No Idóneo. (Hablo en pasado porque es mi historia, pero ese sistema
todavía persiste.

Creo que si Klein se da una vuelta por acá y no le sucede ESO que le
pasa a los izquierdistas con Cuba, podría encontrar inspiración para su
próximo libro.

Nota: Es muy probable que haya sitios aún peores. Si usted los conoce
puede aprovechar los comentarios para denunciarlo.

http://www.havanatimes.org/sp/?p=69657

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