martes, 14 de agosto de 2012

Diferentes no, ¡cómplices!

Diferentes no, ¡cómplices!

La PNR está podrida de corrupción desde los cimientos. Sus agentes,
entrenados en la violencia, la amenaza y la intimidación; son los que
cierran las calles para que se desarrollen los mítines de repudio.
Miriam Celaya
agosto 14, 2012

Uno de los rasgos más acentuados de la cubanidad es nuestra ancestral
tendencia a fabricar patrones a partir de subjetividades. Nos encanta
imaginar cosas ideales que automáticamente asumimos como realidades
palpables. Si lo imaginado coincide con lo deseado, se puede dar por
hecho que la leyenda desbordará más allá de lo racionalmente permisible:
se habrá construido una nueva "verdad" basada, única y exclusivamente,
en nuestras pueriles expectativas.

Es así que entre las leyendas más recientes que se vienen construyendo
en el imaginario de la disidencia, está la supuesta diferencia de
posturas entre la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y la policía
política respecto a los opositores, periodistas independientes y
activistas de la sociedad civil alternativa. Algunos puntos esenciales
sobre los que se apoya semejante presupuesto –que esta escribidora no
afirma como ciertos, ni niega como falsos, por tanto, suplico a los
lectores que los lean con un prudente entrecomillado– son los siguientes:

1.- La PNR está para cuidar el orden público y evitar los delitos
comunes, mientras la policía política tiene el objetivo de eliminar toda
oposición política al gobierno.

2.- La policía política goza de prebendas que no tiene la PNR, como son
beneficios salariales, condiciones de trabajo más ventajosas, vacaciones
en centros turísticos, parque automotor variado y abundante, módulos de
aseo y de prendas de vestir, calzado, etc., que se insertan en lo que
llaman "calidad de vida" de sus agentes.

3.- La policía política suele ser despótica o despreciativa con los
agentes de la PNR, que quedan subordinados a ésta, pese a que por las
leyes vigentes debería ser exactamente lo contrario: subordinarse la
policía política a los agentes de la PNR.

4.- Los agentes de la PNR son tan explotados y humildes como cualquier
otro cubano e ingresan en ese cuerpo solo en busca de mejoras
salariales, por lo que tienden a tomar distancia de las prácticas
represivas de la policía política.

Voy a limitarme a estos elementos, aunque existen otras pinceladas con
que el pintoresquismo popular adorna el tema. Confieso que yo también me
he visto tentada a ceder ante el espejismo de un affaire PNR-disidencia;
a fin de cuentas nunca un agente de la PNR se ha dirigido a mí de manera
irrespetuosa, ni siquiera cuando poco tiempo atrás, por órdenes de la
policía política, fui conducida en una patrulla en compañía de mi amigo
Eugenio Leal, con el único objetivo de alejarme de una actividad en un
parque público de la capital. Recuerdo que en aquella ocasión los
uniformados de la PNR parecían francamente molestos, y no era con
Eugenio ni conmigo. No sé, quizás solo estaban acomplejados y una se
anda creyendo que les repugna castigarnos. Muchas veces queremos ver un
guiño de aprobación que nos ayude a superar la pesadilla. Esto del
espíritu democrático puede hacer que nos volvamos extremadamente románticos.

Créanme, a mí también me gustaría pensar que los esbirros de la
"seguridad" (¿inseguridad?) son "los malos" y los muchachos de la PNR
son "los buenos", pero tengo grandes reservas al respecto. A fin de
cuentas son más las cuestiones que unen a esos dos cuerpos represivos
entre sí que cualquier supuesta simpatía o consideración de los policías
PNR hacia los disidentes. En todo caso, son las mazmorras de las
unidades de la PNR las que encierran a los demócratas cubanos, son
muchas las porras de los uniformados de azul las que han golpeado a más
de un inconforme y también ellos han sido parte directa o cómplices de
otros atropellos, como las "citaciones", los registros y las detenciones.

Tampoco me parece válido pretender una especie de "homologación moral"
entre un policía de la PNR y cualquiera de los miembros de la oposición
o la sociedad civil independiente. Son los de la PNR quienes han estado
prestos a esposarnos y a conducirnos en sus patrullas, los mismos que
cotidianamente extorsionan a los cuentapropistas, a las jineteras y a
cualquiera de los millones de cubanos que se ven obligados a delinquir
para sobrevivir. La PNR está podrida de corrupción desde los cimientos.
Sus agentes, entrenados en la violencia, la amenaza y la intimidación;
son los que cierran las calles para que se desarrollen los mítines de
repudio, los que protegen a los repudiantes mientras dejan a los
opositores en la más profunda indefensión, son –en definitiva– piezas de
la maquinaria gubernamental para sofocar las aspiraciones de libertad de
los cubanos. No nos engañemos: tanto la PNR, como la policía política
son parte esencial de la dictadura, aunque aquellos solo sean el último
misérrimo eslabón de la cadena.

Por mi parte, creeré en la leyenda de la PNR "buena" el imaginario día
en que los agentes de azul se nieguen a seguir órdenes de la policía
política, a golpear a la oposición pacífica, o simplemente pidan la baja
masiva de una institución cuya única razón de ser es reprimir y
extorsionar. En las condiciones cubanas, donde la supervivencia depende
del robo, ser policía implica necesariamente acosar al pueblo; por eso
no se puede ser policía y bueno a la vez.

Y no venga ahora un majadero a decirme que apenas se trata de un "puñado
de guajiritos" tratando de abrirse paso en la capital o en otras
ciudades de Cuba, que "son muy jovencitos" o unos "pobres ignorantes"
sin una clara conciencia de lo que hacen y solo "siguen órdenes". No me
vale. La mayoría de los guajiros que conozco son gente de trabajo,
honrada y con vergüenza, incapaces de atropellar a otro cubano. El
sentido de la dignidad no es privativo de ningún grupo etario y tampoco
la ignorancia exonera a nadie de su responsabilidad cívica. Quizás algún
día los de la PNR tengan que responder por sus acciones de la misma
manera que los segurosos. Para entonces, veremos cuántos de estos
policías "buenos" podrán mostrar una hoja de servicios verdaderamente
libre de delitos.

http://www.martinoticias.com/content/article/13708.html

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