martes, 14 de agosto de 2012

A la distancia de un clic

A la distancia de un clic

Los insultos y las groserías abren el espectáculo y a medida que pasa el
tiempo las piedras, los palos, los excrementos, el asfalto derretido o
chapapote
Idolidia Darias / martinoticias.com
agosto 13, 2012

Los traen en ómnibus estatales y los dejan frente a la casa que le
asigne el G-2 o policía política cubana. Comienza el espectáculo
dantesco que convierte de pronto a esos hombres y mujeres 'elegidos para
repudiar' en seres irracionales que transitan entre la violencia verbal
y física por horas. Casi siempre son individuos de otras zonas de la
ciudad que reciben la orden-sugerencia de realizar un acto de repudio a
familias que ni siquiera conocen o simplemente son vecinos 'cederistas
destacados' que viven en la misma calle y se prestan para obedecer ante
la orden del innombrable.

Los insultos y las groserías abren el espectáculo y a medida que pasa el
tiempo las piedras, los palos, los excrementos, el asfalto derretido o
chapapote como le dicen en Cuba comienzan a impactarse sobre las paredes
y el techo de la casa elegida para el repudio. Siempre esos actos son
presenciados por policías uniformados y por agentes de la policía
secreta vestidos de ropa civil para pasar inadvertidos dentro de la
turba que agrede y repudia.

Esa manera de enfrentar a cubanos contra cubano en mi país no es
moderna, data de décadas y bien pudiera recopilarse una antología con
hechos de este tipo pero a diferencia del pasado en que la víctima solo
contaba con su palabra para contarlo, hoy existen otras formas para
evidenciarlo.

Hay fotos y pequeños videos caseros donde los rostros de la ignominia
circulan por todas partes. Algunos de esos "cederistas destacados'
viajan al exterior para pasarse días de visita en Estado Unidos o España
y luego regresan a Cuba y casi acabados de bajarse del avión se suman a
repudiar a una quien le jefe les ordene. Otros de esos personajes
esperan la visa de reclamación familiar para emigrar a los Estados
Unidos definitivamente, pero mientras llegan los documentos legales se
hacen 'los revolucionarios" y gritan consignas contra el país al que
unos meses después irán a vivir o del que unas horas atrás acabaron de
llegar cargados de objetos, ropas y dinero que adquirieron en los viajes
que la propia oficina de intereses de Estados Unidos en La Habana les
aprobó.

Ninguno de ellos piensa ni por un momento que eso puede cambiar y no se
preocupan por un instante en qué respuestas van a dar ante el tribunal
de la verdad. Están a la distancia de un clic. Sus rostros atraviesan la
frontera transparente y se ubican en esta franja infinita que es la
internet de donde nadie los podrá borrar.

http://www.martinoticias.com/content/article/13702.html

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