sábado, 7 de julio de 2012

El Coronel no tiene quien le escriba, y tampoco tiene casa

El Coronel no tiene quien le escriba, y tampoco tiene casa
Viernes, Julio 6, 2012 | Por Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -Muchos antiguos coroneles,
ministros, generales y altos funcionarios de la dictadura cubana,
perdieron sus familias y sus antiguos hogares porque se dejaron llevar
por el vendaval de una pasión de la tercera edad, y hoy no tienen ni una
verdadera casa.

Gran cantidad de estos octogenarios deambula de aquí para allá como
verdaderos parias, solos y nostalgicos. Visitan a sus hijos; algunos van
a veces a la casa de la primera esposa, con la cual ya no pueden vivir,
pero al anochecer regresan a su "hogar", al cual los ha enviado, al
final de sus vidas, el mismo gobierno al que fueron incondicionalmente
fieles.

En calle 13 y 62, en el municipio Playa, de La Habana, está una de estas
discretas residencias para ancianos privilegiados. En ella viven ex
ministros, coroneles y generales retirados, que en su mayoría llegaron
allí por razones muy parecidas: quedaron sin hogar al final de sus vidas
al ser echados a la calle por jóvenes amantes que parecían sus nietas, y
que legalmente eran las propietarias de las casas que ellos les
consiguieron con sus influencias.

No obstante, hasta en la desgracia, estos antiguos "mayimbes", viven
mucho mejor que la mayoría de los ancianos cubanos. En esta residencia
tienen atención médica, buena alimentación, higiene, enfermeras y
empleadas eficientes, televisor, radio y hasta lector de DVD para ver
esas buenas películas que hace el malvado enemigo yanqui. En la Casa de
13 y 62, la comida es de primera, a pesar de la crisis alimentaria que
vive el país, y las sábanas siempre están limpias, pese a que el
detergente solo se consigue con las divisas que el pueblo no gana.

A estas casas, diseminadas por todas las provincias del país, las llaman
Casas del Combatiente del Moncada, aunque en ellas no viven los
verdaderos combatientes del asalto al cuartel Moncada, sino importantes
funcionarios del gobierno que dejaron de serlo por la edad, o porque en
algún momento comenzó a fallarles la mente en una reunión o mientras
pronunciaban una arenga.

Una persona que visita la casa de 13 y 62, que por supuesto me pide
anonimato, cuenta que todos, o casi todos, los viejitos comunistas que
allí viven se vieron obligados a abandonar sus lindas residencias de
Miramar, Nuevo Vedado, o Siboney cuando alguna joven amante que los
engatusó para que la convirtieran en esposa o compañera oficial, les
comunicó que estaba harta de acostarse con un viejito celoso,
cascarrabias, fracasado, e impotente.

Entonces el coronel, el general o el ex ministro tuvo que recoger sus
bártulos e informarles a sus compañeros del Partido que se había
quedado, deshonrosamente, "en la calle y sin llavín".

De esta forma, a medida que envejecía la revolución y crecía el número
de gloriosos viejitos comunistas tronados por sus jóvenes amantes, al
jefe máximo de Cuba se le ocurrió almacenarlos en estos asilos para
ancianos funcionarios sin hogar.

Debido a la razón por la cual llegaron a estas Casas del Combatiente del
Moncada la mayoría de sus inquilinos, los cubanos –que, a pesar de todas
las desgracias, no pierden el sentido del humor- las llaman de otro modo
menos patriótico. Son conocidas popularmente como las ¨casas de la
titímanía". El nombre viene de La Titimanía, un viejo éxito de la
popular orquesta Van Van en los años 80, cuya letra habla sobre los
viejos verdes que pierden la cabeza obsesionados por las jovencitas
("titis", en el lenguaje popular cubano).

Los jubilados coroneles titimaníacos tienen en estas casas todo el
tiempo del mundo para añorar su glorioso pasado y soñar. Es muy probable
que no sueñen ya con la construcción del socialismo, sino con ligarse a
alguna joven enfermerita o empleada, de esas que los cuidan y les
cambian los pañales orinados.

Lamentablemente –para ellos- ahora les debe resultar bastante más
difícil "enamorar" jovencitas porque, aparte de los cuentos de sus
pasadas glorias revolucionarias, que a nadie le interesa escuchar, no
tienen mucho que ofrecer estos viejitos titimaníacos, cargados de
medallas y condecoraciones, pero sin casa propia.

La Titimanía por Los Van Van: https://www.youtube.com/watch?v=9dX_S8ckODM

http://www.cubanet.org/articulos/el-coronel-no-tiene-quien-le-escriba-y-tampoco-tiene-casa/

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