jueves, 5 de julio de 2012

El asesinato de reputaciones

El asesinato de reputaciones
[04-07-2012]
Lcdo. Sergio Ramos

(www.miscelaneasdecuba.net).- A lo largo de toda su existencia la
dictadura castrista ha tenido como cuestión de política pública difamar
y desacreditar a las personas, instituciones y gobiernos que se le
oponen. Este asesinato de reputaciones, o 'character assassination', es
realizado con meticulosa plantación por organismos y personas
expresamente dedicados a esta finalidad.

El asesinato de reputaciones o 'character assassinatio' se define como :
"un intento de empañar la reputación de una persona. Puede tratarse de
una exageración, inducir a error las verdades a medias, o la
manipulación de los hechos para presentar una imagen falsa de la persona
en cuestión. Es una forma de difamación y puede ser una forma de
argumento ad hominem". Wikipedia

El origen de la institucionalización de esta maquiavélica práctica por
parte de un Estado data de los tiempos de NKGB bajo Lavrenti Pavlovich
Beria, antecesora de la KGB Soviética, y cuya técnica luego fue
perfeccionada por el cuerpo represivo de Alemania Oriental, la STASI, y
que, entre ambas, fueron las que diseñaron y entrenaron a los cuerpos
represivos de la dictadura castrista, entre ellos, el Departamento de la
Seguridad del Estado.

Este tenebroso organismo de represión e inteligencia tiene entre sus
estructuras un Vice- Ministerio Político bajo la cual radica el
Departamento de Contra-propaganda, entre cuyas funciones está la
descaraterizacion de personas, instituciones y gobiernos para
desinformar a la población y a la opinión pública en general, creando
una mala reputación o imagen, por medio de la fabricación de aspectos
peyorativos o distorsionando los buenos fines de una institución en
perversos planes de conspiraciones ocultas.

También asesinan reputaciones, mediante una sección creada a tales fines
de difamatorios bajo el Departamento América del Partido Comunista de
Cuba, se elaboran leyendas negras contra los gobiernos y personas
non-gratas al régimen castrista. Así paso con los videos publicados de
conversaciones del ex-presidente Vicente Fox de México y funcionarios
cubanos.

La técnica de difamar comienza por la fabricación de imputaciones
calumniosas contra un individuo en un entrelazado artificial de mentiras
con medias verdades. Éstas son emitidas por unos medios de difusión y
prensa "creíbles" con entrevistas a personas, nacionales o extranjeros,
comprometidas con el régimen. De ahí, salta a los "agentes repetidores"
que están ubicados en los medios de comunicación o en la red de Internet
y según la importancia dada al personaje-objetivo se retransmite en
mayor o menor intensidad, lo cual puede ser a nivel nacional, en una
ciudad determinada , en un país en particular o mundialmente. En
ocasiones, publican libros de contenido difamatorio, escritos por
escritores afines a la dictadura, que pueden ser cubanos o extranjeros,
como en el caso del " Camaján" contra Elizardo Sánchez Santacruz o " Los
Disidentes" contra un grupo de opositores de renombre.

La extensión e intensidad de la onda expansiva difamatoria depende de
la importancia que se le otorgue al objetivo. El propósito es aplicar la
teoría desarrollada por el jefe de propaganda de la Alemania Nazi, Paul
Joseph Goebbles de repetir una mentira mil veces para que se transforme
en verdad.

De ese modo, a lo largo de las más de cinco décadas del totalitarismo
castrista hemos visto cómo a cuanto opositor o enemigo del régimen
dictatorial, dentro o fuera de Cuba, nacional o extranjero, aparezca en
escena, la dictadura , a través de sus medios propagandísticos, los
tildan de "mercenarios del imperialismo", " vendidos a sueldo de los
yanquis" , "agentes de la CIA" , "gusanos", " delincuentes",
"terroristas" , "traidores", "dementes" , "escorias", etc., etc., etc.
Además, de decorar los clichés peyorativos con historietas
pre-fabricadas con fines descaracterizadores y difamatorios.

Dentro de Cuba, usando el control total del Estado, a más de un opositor
se le fabrican delitos comunes y así mismo los procesan en juicios
fatulos con el objeto de desprestigiarlos. Así tildaron de "loco" al
pobre Pánfilo por pedir comida públicamente, y tildaron de "delincuente"
a Orlando Zapata Tamayo asesinado por la dictadura en medio de una
huelga de hambre, o tildan de "mercenaria yanqui" a Sara Marta Fonseca
por protestar pacíficamente contra el régimen.

Un clásico del asesinato de reputaciones por parte de la dictadura fue
el incidente y juicio político del General Arnaldo Ochoa y otros
relacionados, en donde la propaganda del régimen entretejió una
intrincada madeja de mentiras para ocultar primero, la vinculación
directa de Fidel y Raúl Castro con el narcotráfico internacional y
segundo, las pretensiones del general Ochoa de dar un golpe de estado
para implantar la política del Glasnot y la Perestroika impulsada por
Mihail Gorbachev.

La mentira y la difamación llegan tan lejos, que se distorsiona la
historia y toca a los mártires y héroes de la historia de Cuba. Se
distorsiona, por ejemplo, la memoria del más grande pro-hombre de
nuestra gesta independentista, José Martí, a quien se le pretende
imputar una simpatía hacia el comunismo que nunca tuvo, sino por el
contrario, que criticó duramente a ese sistema en su crítica a la Obra
de Hebert Spencer. Una parte que fue eliminada de las Obras Completas
del Apóstol de la Independencia editadas en Cuba. Lo mismo pasa ahora
con la imputación de comunista a Simón Bolívar, cuando en sus tiempo
Carlos Marx no había nacido y menos escrito su obra "El Capital".

La dictadura tiene que utilizar la mentira de modo institucional porque
su fundamento desde un comienzo estuvo basado en el engaño para eludir y
diluir en tiempo, espacio y circunstancia, las reacciones contrarias de
los ciudadanos. De ahí que desde antes de 1959, comenzó con apoyar la
Constitución de 1940 y prometer elecciones en 180 días y terminó por
declararse "Socialista marxista-leninista" y ahora se acoge al embeleco
llamado "Socialismo del Siglo XXI". Y del mismo modo que ha usado la
mentira y el engaño como instrumento en el campo de la Macro-Política",
la aplica también en la "Micro-política" asesinando las reputaciones de
sus opositores.

Lo que los fabricantes de mentiras y asesinos de reputaciones no
entienden o no quieren entender, es que al final del camino, toda
mentira o engaño tiene un mismo destino: Disiparse ante la fuerza
incontenible de la verdad.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=36406

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