domingo, 22 de julio de 2012

Cuba, el domicilio al que tienen derecho todos los cubanos

Cuba, el domicilio al que tienen derecho todos los cubanos
Martes, Julio 17, 2012 | Por Miguel Saludes

MIAMI, Florida, julio, www.cubanet.org -"No son pocos los que han
regresado, ni son pocos los que quisieran regresar y restablecerse en
Cuba. Puedo asegurar que son muchos, pero muchos los cubanos que han
regresado y se han quedado, y son muchos los cubanos que quisieran
regresar". De esta manera se refirió Ricardo Alarcón de Quesada al tema
migratorio cubano durante una entrevista concedida a la agencia Europa
Press durante una reciente estancia del Presidente del Parlamento cubano
en Madrid.

Dijo además que el criterio imperante de que los cubanos quieren irse de
su patria es fruto de una campaña norteamericana en la que apenas se
habla de los que quieren volver. Irse o regresar, opciones inversas en
toda corriente migratoria, no conforman un fenómeno particular de Cuba.
Algo en lo que se puede coincidir con Alarcón. Son las circunstancias y
los hechos los que confieren un carácter particular al curso migratorio
en momentos de crisis cuando la gente decide mejorar su situación en
otros entornos y retornar si los planes no salen bien o las cosas
cambian. No pocos terminan estableciéndose definitivamente en las
tierras donde hallaron acogida, una decisión que no implica renunciar a
la tierra natal.

España, donde Alarcón hizo sus declaraciones, conoce de esa realidad
desde los tiempos de la conquista del Nuevo Mundo. Un acontecimiento que
se repite en diferentes coyunturas históricas. Colonización, guerra
civil, dictadura y crisis económicas han incidido en ello. Incluso sigue
ocurriendo en la actualidad con miles de españoles que salen a cualquier
parte del mundo buscando mejores oportunidades y que no necesitan de una
reforma migratoria que les acepte de regreso o les flexibilice la
entrada a su patria.

Flexibilización es un paso que habla de ajustes pero también de alivios.
Esta última es la clave que marca el criterio expresado por el Señor
Alarcón, enmarcado en el conflicto con el vecino del Norte donde viven
más de un millón de cubanos. Una mayoría apreciable salida de Cuba sea
por problemas políticos o económicos, pero impulsada por la necesidad de
escapar de un sistema opresivo e ineficiente. No es el único punto al
que dirigen sus pasos los emigrantes de la Isla establecidos en más de
treinta y cinco naciones. Todos con un problema común. Su regreso a la
Isla pasa por los condicionamientos de una política migratoria injusta
signada por la salida definitiva y todo lo que esta conlleva. Desde la
confiscación de vivienda, bienes (cazuelas y vajillas incluidos) hasta
los títulos y notas de estudios. Bajo esta sombra el regreso
irreversible es una alternativa casi improbable de conseguir.

En el más puro desenfado rayano en el cinismo el jefe del parlamento
cubano plantea la preocupación del destino que espera a quienes quieren
regresar a su patria para vivir en ella. "Quieren regresar, pero ¿para
dónde? ¿Para su antigua casa? Puede ser que su familia no les pueda
recibir y eso es lo que estamos analizando". Sabe muy bien el Señor
Ricardo Alarcón lo que sucede con aquellos que salen con el sello
definitivo estampado en sus pasaportes, incluso con los que sobrepasan
el plazo de once meses fijados para el no retorno. Una estrategia por la
que el gobierno castrista ha expatriado a los que emigran.

Habría que preguntarle a funcionario cubano el por qué las
representación diplomática de Cuba en España ha tirado las puertas en la
cara a quienes llevados por el reciente éxodo de los presos liberados
piden regresar debido a la penosa situación que vive la sociedad
española. Estos tenían vivienda y supuestamente existía la promesa de
que sus propiedades serían respetadas íntegramente por si en algún
momento se planteaban el regreso. Una oportunidad que debe quedar
abierta y sin fechas topes sobre todo cuando se trata de retornar al
país de origen.

Hace dos años el exiliado Adrián Leiva Pérez murió en el intento de
regresar a Cuba por vía marítima, esa misma que tantos usan a riesgo de
sus vidas para escapar. Él lo hizo para regresar junto a su familia tras
fallar todas las gestiones realizadas por la vía legal. Incluso habiendo
estado de visita en Cuba en el intervalo de su exilio. Adrián tenía
casa, madre, hermana, sobrinos e hija.

La historia de Adrián en su tribulación migratoria toca las claves de la
doble dimensión del problema que significan salir y entrar a Cuba.
Justo el día antes de su salida acompañando a su entonces esposa
Fredesvinda Hernández las autoridades migratorias le retiraron el
pasaporte junto al permiso de salida. Con el alma dividida y sin mucha
alegría por partir, escribió una carta dirigida a Ricardo Alarcón que
entregó personalmente en la sede del Parlamento cubano. Con fecha 28 de
agosto del 2005 la misiva era un reclamo sobre el derecho a viajar:
"Señor Presidente, se trata, no de solicitar mi derecho a viajar, pues
los derechos no se mendigan. Pero considero que desde el momento en que
las autoridades de mi país me han negado el derecho de viajar con mi
esposa, reteniéndome contra mi voluntad, me han convertido en un rehén
político del sistema."

En mayo del 2008 Adrián conseguía regresar a su patria en carácter de
visita con el permiso de entrada que otorgan las autoridades migratorias
cubanas. Llevaba la determinación de no regresar a Estados Unidos y con
gran sinceridad escribió una nueva misiva al Señor Alarcón, esta vez
reivindicando su derecho a quedarse en su patria. "Señor Presidente: en
las próximas horas presentaré mi solicitud antes las autoridades de
Inmigración de mi municipio solicitando los documentos necesarios
establecidos en el país y mi residencia nuevamente en Cuba."

En septiembre de ese mismo año cuando era evidente que sería devuelto de
cualquier manera hacia Estados Unidos Adrian escribió una tercera carta
a Alarcón. Redactada en La Habana fue entregada en el la sede del Poder
Popular el 20 de septiembre del 2008: "Me es imposible dejar de
ratificar que como cubano, la defensa de nuestra soberanía esta por
encima de ideologías y gobiernos de turno; no está ni jamás podrá estar
en mesa de negociación con ningún estado extranjero, pero tampoco mi
derecho como ciudadano cubano a residir dignamente en mi Patria, derecho
que nunca he perdido por condición natural y cualquier intento de
arrebatármelo sobre la imposición de absurdas y anticonstitucionales
restricciones migratorias, las consecuencias que deriven de ese acto
serán una responsabilidad del Estado y el Gobierno de Cuba.

En octubre Adrián Leiva fue devuelto a Miami por la fuerza y nunca más
pudo regresar a Cuba. El último intento encontró la negativa tajante por
ser considerado un ciudadano no grato en su país.

Más que suavizar se trata de eliminar un código violatorio sobre el
derecho a viajar libremente, residir en otra parte y regresar a su
propia tierra cuando se estime. La realidad no puede ser disfrazada. El
propio Alarcón la revela al citar el planteamiento de Raúl Castro sobre
un trabajo dirigido a reducir prohibiciones y regulaciones a los viajes
al extranjero, medidas que al decir del General han perdurado
innecesariamente. Un reconocimiento tácito de la particularidad del
modelo vigente. Lástima que no se hayan percatado en medio siglo que
llevan aplicando una injusta medida que debe ser derogada en todo su
alcance y con la mayor prontitud.

http://www.cubanet.org/opiniones/cuba-el-domicilio-al-que-tienen-derecho-todos-los-cubanos/

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