jueves, 15 de marzo de 2012

Una sociedad militarizada

Ejército

Una sociedad militarizada
Alberto Méndez Castelló
Las Tunas 15-03-2012 - 9:03 am.

El MINFAR estrena web para 'desmentir a algunos medios de comunicación
internacionales'. Mientras, el acceso a internet se le sigue negando a
los ciudadanos.

El domingo pasado el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias
(MINFAR) anunció la aparición de su sitio web www.cubadefensa.cu para el
13 de marzo, según publicó el diario oficial Juventud Rebelde.

"Hasta ahora, cualquier interesado en conocer sobre las FAR o defensa
cubana, bien fuese cubano o extranjero, no tenía un sitio donde
encontrar concentrada la información (…) de ahí que fuese imprescindible
desarrollar un sitio que mostrase la verdad sobre Cuba, qué hace nuestro
país para defenderse (…) y así desmentir a algunos medios de
comunicación internacionales que intentan desprestigiar nuestra imagen
ante el mundo", dijo el coronel Jorge Galván Blanco, director de la
editorial Verde Olivo, al mencionado diario.

El hecho de que cualquier persona, ya sea natural o jurídica, posea
visibilidad en internet, está muy bien. Mal está en negar esta
posibilidad a la mayoría de los cubanos, por lo que cabe preguntarse:
¿En realidad, existe algo que desmentir por los militares en su muy
costoso papel de cancerberos de la sociedad?

La hipótesis de ser Cuba un país militarizado parece estar fuera de
dudas. El concepto de militarismo universalmente aceptado entraña el
predominio del elemento militar en el gobierno del Estado, situación que
engendra desigualdades y privilegios en favor del instituto armado,
desembocando en dictadura según coinciden numerosos autores.

Para nadie es secreto que en Cuba rige la llamada dictadura del
proletariado, de consabido partido único.

Según el Artículo 5 de la Constitución, el Partido Comunista es "la
fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado". ¿Pero acaso se
ha detenido alguien a observar cómo está integrada la dirección de la
dictadura del proletariado en Cuba?

El Comité Central es la máxima entidad del Partido Comunista, y dentro
de este lo es el Buró Político. El primero está integrado por 114
militantes; el segundo, la suprema jerarquía, por 15.

Por su integración, ambos recuerdan más a una militocracia (con todas
las prebendas que ello significa) que a un partido de trabajadores
encargados de ejercitar la dictadura proletaria.

De las 15 personas integrantes del Buró Político del Partido Comunista
de Cuba —no es ocioso reiterar lo de "fuerza dirigente superior de la
sociedad y del Estado"—, siete son militares de muy elevado rango: un
General del Ejército, un comandante de la revolución y cinco generales
del cuerpo del Ejército.

No hay aquí ni un teniente coronel como Hugo Chávez, y mucho menos un
mecánico tornero como Luiz Inácio Lula da Silva. Algo parecido ocurre
con los restantes 95 integrantes del muy selecto Comité Central.

Aunque Cuba es un país subdesarrollado, fundamentalmente de economía
agrícola y de servicios, no se encuentra entre estas personas o líderes
a ningún cocinero; nada parecido a un guía de turismo, carpintero o
albañil. Quizás haya una doctora en medicina, una maestra de escuela,
dos presidentes de cooperativas agrícolas y, eso sí, militares.

Entre los 95 o más integrantes del Comité Central del Partido Comunista
de Cuba, sin contar los existentes en el Buró Político, hay un
comandante de la revolución, dos generales del cuerpo del Ejército, 13
generales de división, un Vicealmirante y un General de Brigada.

Dieciocho militares del alta graduación en activo en el Comité Central
de un partido que se dice proletario, esto sin contar los militares en
retiro que ejercen importantes funciones de Estado, como son los ex
comandantes José Ramón Machado Ventura y Faure Chomón Mediavilla; el
primero, segundo secretario del PCC y primer vicepresidente de los
Consejos de Estado y de Ministros y, el segundo, asesor del presidente
de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

En honor a la verdad, hoy como nunca antes en la historia de Cuba, los
militares tienen la concentración del poder en sus manos.

No solo mandan en las instituciones armadas, sino también hacen de
ministros, gerentes empresariales y corporativos, y hasta determinan
cómo manejar la flora y la fauna del país, empresa desde hace muchos
años en manos del comandante Guillermo García Frías.

Pero lo peor de todo es lo pernicioso que resulta para la sociedad
cubana esta clase social improductiva que goza de todo tipo de
privilegios, desde salarios de gabelas hasta retiros anticipados.

"Estoy pensando irme por la vía militar, porque las FAR lo tienen todo",
comentó cierto joven recién graduado de bachiller con excelentes
calificaciones, lo que le da derecho a optar por una buena carrera
universitaria, pero inclinado a la vida militar por las conocidas
prebendas de un pariente en el ejército.

"Tío, yo no tengo otra opción. Cuando me llegue el Servicio Militar
(obligatorio, eufemísticamente llamado General), juro cinco años (el
servicio es de dos) y me hago sargento instructor. ¿Qué voy a ser en la
calle? ¿Carretillero?", adujo ante reclamos familiares también cierto
bachiller recién graduado, pero con calificaciones improbables para
vencer los exámenes de ingreso a la universidad y optar por una carrera.

Aun así, no todos los jóvenes cubanos pueden pasar su Servicio Militar
en unidades de tropas regulares. Lo cual es otra muestra de la
segregación que hoy vivimos.

Cierto recluta, al que por error situaron en la oficina de un campamento
de trabajo agrícola antes de que sus jefes velozmente lo sacaran de
allí, tuvo acceso a su expediente y conoció por qué, a la fuerza, lo
habían transformado en obrero agrícola en lugar de en soldado.

"Conclusiones de la Comisión de Reclutamiento. 14 de mayo de 1999. Se
conoce que su conducta político-social es mala. Tiene familia en el
extranjero. Puede ser reclutado solamente para unidad del EJT", dice el
documento mostrado por el excautivo del Ejército Juvenil del Trabajo al
que esto escribe.

Luego… bienvenida al ciberespacio www.cubadefensa.cu si, además de
mostrarnos las estupendas escuelas militares y el poderoso armamento,
también nos muestra, junto con el modo de vida de los soldados en sus
unidades, las intimidades del generalato en sus mansiones; sin olvidar,
claro está, la actuación de la policía militar, los famosos boinas
rojas, los calabozos, los tribunales militares y las cárceles.

¿Acaso no es esa "transparencia" lo que elogian aquí al soldado
estadounidense Bradley Manning y a Wikileaks? ¡Pues adelante!

http://www.diariodecuba.com/cuba/10108-una-sociedad-militarizada

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