jueves, 22 de marzo de 2012

Un acontecimiento de unidad y reconciliación nacional

Publicado el miércoles, 03.21.12

Un acontecimiento de unidad y reconciliación nacional
Oscar Espinosa Chepe

LA HABANA – Sectores mayoritarios de la sociedad cubana recibirán con
gran esperanza la visita del papa Benedicto XVI, que se prolongará del
26 al 28 de marzo. Comenzará en Santiago de Cuba, donde oficiará una
misa en la Plaza Antonio Maceo el mismo día de su llegada, el 27
visitará la Basílica Santuario Nacional del Cobre como Peregrino de la
Caridad, en el Año Jubilar del 400 Aniversario del hallazgo de la virgen
y el 28 realizará una misa multitudinaria en la Plaza de la Revolución
José Martí en La Habana.

Su estancia, con fines pastorales, tendrá adicionalmente un importante
significado, en tiempos cuando se acrecientan los problemas económicos,
políticos y sociales, y la población, cada vez, con mayor fuerza, exige
las transformaciones que con urgencia liberen a la sociedad de las
ataduras que la ha conducido al "borde del precipicio". Al igual que en
ocasión del periplo de Juan Pablo II en enero de 1998, será una
contribución al entendimiento y la reconciliación de todos los cubanos.
Por ello, no solo involucra a la grey católica nacional, sino a toda la
población, incluidos los no creyentes, conscientes de que su estancia
representa un notable aporte a la búsqueda de soluciones a nuestra
compleja situación.

Por supuesto, el Santo Padre no podrá contribuir al bienestar nacional
sin la buena voluntad y la convicción cívica de todos los cubanos de que
solo nuestra lucha por la democracia y el respeto a los derechos puede
llevarnos a salir de la crisis. Juan Pablo II nos llamó a ser
protagonistas de nuestra propia historia y a que Cuba se abriera al
mundo y el mundo se abriera a Cuba. La visita de Benedicto XVI
confirmará que esas sabias recomendaciones tienen plena vigencia, por lo
que puede esperarse que a las dos solemnes misas concurran masivamente
los cubanos. Unos convocados por la devoción de sus creencias
religiosas, y todos por el respeto y el reconocimiento a quien nos
tiende la mano y convoca a la unidad y la concordia en nuestra sufrida
tierra.

A las misas, la población asistirá por voluntad propia, solo ante el
llamado de su devoción y conciencia, y será ocasión para confraternizar
con muchos compatriotas que llegarán del exterior, en una fiesta de
unidad nacional propiciada por la Iglesia Católica.

En este marco, las autoridades cubanas tienen la oportunidad de liberar
a todos los prisioneros políticos, incluso al contratista norteamericano
Alan Gross, un serio obstáculo para mejorar las relaciones con Estados
Unidos; y crear mejores condiciones para la extensa población penal.
Asimismo debe ser el inicio de una apertura política, junto a la
económica, y el reconocimiento de que los ciudadanos en un marco
pacífico, responsable y civilizado tienen derecho a manifestar sus
criterios con respecto a las políticas oficiales sin temor a ser
represaliados o calificados falsamente de agentes de una potencia
extranjera.

La Iglesia Católica cubana ha estado desempeñando un importante papel
como puente entre todos los cubanos, aunque algunas personas no lo
comprendan aún. Sus esfuerzos han abierto pequeños espacios de
expresión, impensables hace poco tiempo. Su perseverante y discreto
accionar logró la liberación de los prisioneros del grupo de los 75 y
otros reos políticos y comunes, en las complicadas condiciones en que
pudo lograrse. Parejamente ha realizado otras gestiones de indudable
valor para la sociedad, sin buscar reconocimiento alguno.

La visita del papa Benedicto XVI será oportunidad también para agradecer
esas contribuciones, logradas con mucho tacto e inteligencia. Nadie
puede pretender que una entidad de carácter religioso realice las
actividades correspondientes a integrantes de la sociedad civil cubana,
que en armonía y con realismo deben procurar un mayor reconocimiento del
pueblo. La Iglesia Católica ha dado sobradas pruebas de haber estado
siempre al lado de la ciudadanía, sin discriminación de ningún tipo. Las
presiones –hijas de la desesperación causada por tantos años de
sufrimientos y represión– para que adopte posiciones parcializadas y
divorciadas de la realidad, lejos de ayudar en el contexto nacional
actual perjudican en la labor de fortalecimiento del consenso a favor
del cambio y del decisivo papel de la Iglesia como puente de
comunicación entre todos los cubanos, comprendidos, por supuesto,
nuestros compatriotas residentes en el exterior, componentes
inalienables de nuestra patria.

Es de esperar que la llegada del Santo Padre, en peregrinación por el
Año Jubilar de la Virgen de la Caridad del Cobre, no solo sea un hito
religioso, sino también marque nuestra historia como punto de inflexión
hacia el entendimiento y la concordia nacional. De todos los cubanos, en
especial de las autoridades, dependerá que este noble objetivo sea
alcanzado.

Economista y periodista independiente cubano.

http://www.elnuevoherald.com/2012/03/21/1157709/oscar-espinosa-chepe-un-acontecimiento.html

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