jueves, 8 de marzo de 2012

Si el Papa fuera a El Cerro

Si el Papa fuera a El Cerro
Jueves, Marzo 8, 2012 | Por Pablo Pascual Méndez Piña

LA HABANA, Cuba, marzo, www.cubanet.org -La Plaza de la Revolución está
siendo invadida por centenares de turistas que esgrimen sus cámaras
fotográficas y arremeten con flashes por dondequiera.

Un hervidero de trabajadores cambia luminarias, reviste columnas,
ensambla plataformas, pinta barandas, moldea morteros de hormigón y da
un toque barroco a la rústica estructura de acero que servirá de altar
provisional al Papa Benedicto XVI.

Muy cerca de allí está El Cerro, uno de los barrios más pobres de La
Habana, entre tantos. Pero el protocolo que regirá el viaje de Su
Santidad no incluye visitar ese lugar donde reside, prácticamente entre
ruinas, una representación de las masas más humildes y explotadas de
este país, en el que desde hace cincuenta y tres años nos repiten
continuamente que todos somos "iguales", aunque a realidad nos grite lo
contrario. Algunos vecinos alegan: "Si ni el cardenal viene al barrio,
¿tu crees que va a venir el Papa?".

Pero si Benedicto decidiera salirse de su itinerario y romper las reglas
del protocolo para echar un vistazo a la verdadera realidad nacional, y
ver como vive gran parte de su rebaño cubano, podría desviarse hacia el
municipio Cerro, colindante con esa Plaza donde nuestros gobernantes
desde hace medio siglo proclaman al mundo sus victorias y amenazas. El
mismo lugar donde el oficiará su misa.

Al llegar a El Cerro, posiblemente tendría que apearse del Papa-móvil y
subirse a un burro para transitar por las calles llenas de baches,
charcos, montañas de basura, escombros y arroyos de aguas albañales.

Entre salpicaduras y sacudidas, comprobará que no tiene que ir a
Jerusalén para ver el Muro de las Lamentaciones. Aquí cada shopping,
tienda o agro-mercado, hace las veces de muro donde la gente del barrio
se lamentan por todo lo que escasea o no tienen dinero para comprar ,
debido a los precios abusivos y estafas que nos hace el Estado.

A modo de Vía Crucis, podría Benedicto subir por la Calzada del Cerro,
donde verá multitudes martirizadas durante horas en las paradas de
ómnibus, sin lograr subir a una guagua. En cualquier esquina de la
Calzada se topará con nuestras muchas María Magdalena –las más cultas
del mundo, según nuestro orgulloso ex gobernante- en busca de
extranjeros a quienes venderse barato y que quizás, con mucha suerte,
las ayuden a largarse de este infierno.

En el recorrido lo asediarán patrullas de Judas Iscariote, o "factores
de la cuadra" (que alguien le traduzca, por favor, este eufemismo
socialista utilizado para llamar a los chivatos), quienes le besaran la
mano -vigilantes- mientras observan cada movimiento de la multitud,
para reprimir a palos cualquier conato de protesta.

Benedicto comprobará que hay gente muy humilde y capaz de brindarle el
único plato de comida que tiene; pero, por si siente sed, es mejor que
lleve su botellita de agua, porque pocos en el barrio pueden pagar el
precio de una botella de agua o un refresco en las shopping, equivalente
al salario medio de un día.

Si en época de Cristo los leprosos fueron confinados a las grutas; verá
Benedicto como hoy nuestros contagiados de dengue, son aislados en el
hospital La Covadonga, que está en el barrio; sin que nadie nos diga si
hay o no una epidemia.

A pesar que de que Cristo fue martirizado hace 20 siglos, si se mezclara
entre nosotros, Benedicto vería que, como el populacho de entonces,
nuestras "turbas de respuesta rápida" están prestas a pedir a su
emperador la crucifixión para cualquiera que hable de cambiar esta
horrible realidad, aunque sean unas mujeres vestidas de blanco, armadas
con flores.

Pero el Papa tiene una agenda muy apretada que no le dejara tiempo para
romper el protocolo. En La Habana oficiará la gran misa dedicada a
justos y pecadores, con represores y torturadores, con cara de ocasión y
sentados en primera fila; y mientras los aleluyas retumben en La Plaza;
otros hijos de Dios, ovejas de su rebaño que el Papa no verá, no podrán
escucharlos; estarán encerrados en las cárceles por defender algo tan
cristiano nuestro derecho a vivir como seres humanos.

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