lunes, 19 de marzo de 2012

La sin razón de la razón

La sin razón de la razón
Lunes, Marzo 19, 2012 | Por Leonel Alberto P. Belette

LA HABANA, Cuba, marzo, www.cubanet.org -La recien concluída toma
pacífica, por un grupo de disidentes, de la Basílica Menor de la Caridad
del Cobre, en La Habana, me remontó en la memoria varios años atrás, a
la década de los 90, del pasado siglo, ocasión en que un hermano
opositor, cuyo nombre omito por ética, cometió un grave error, debido al
altísimo grado de aislamiento y desinformación a que somos sometidos los
cubanos de a pie dentro del archipiélago.

El hermano, desesperado tras años de combatir los atropellos y
prohibiciones gubernamentales, cayó en total desesperación y, como miles
de nacionales, decidió marchar al exilio a toda costa, junto a su familia.

El bombardeo mediático, por parte de los unigénitos medios de prensa
oficialistas, le habían creado una falsa imagen sobre las reformas en
China. Radio Bemba repetía, en cada esquina, que China se había
transformado en breve tiempo en un país capitalista y sus ciudadanos
disfrutaban de inigualables libertades.

El hermano, de ancestros asiáticos, no encontró otra solución que
aparecerse un día en la Embajada de China en Cuba, para pedir asilo
político. Los funcionarios lo colocaron en el salón rojo de protocolo, e
inmediatamente desfiló frente a él casi todo el personal de ojos
rasgados. Hasta el embajador bajó a ver quién era aquel pobre infeliz.
Respetuosamente le obsequiaron algunos suvenires y le enviaron a casa,
luego de aclararle la situación.

Yo me arrastré de la risa cuando me contó su aventura, aunque en
realidad no era un asunto para bromas. Su inocente acción pudo haber
sido usada por el gobierno para ridiculizar al movimiento opositor
dentro de la Isla. Fue una lección para todos nosotros.

Ante un régimen totalitario como el de Raúl Castro, donde toda
organización es gubernamental, aun las más o menos encubiertas, sólo se
yergue una estructura alternativa, la Iglesia Católica, refugio durante
más de medio siglo para quienes han sido marginados y reprimidos por la
dictadura. ¿Cuántos comisarios estatales no se deben estar burlando en
estos momentos de cómo nos colocamos nosotros mismos entre la espada y
la pared?

¿Qué se gana con llamar la atención de la Santa Sede en una visita
oficial al régimen? Su palmada en el hombro de la disidencia equivale a
que Adolf Hitler hubiese aplaudido a Jesse Owens en las Olimpiadas de
1936. No por el pasado fascista de Benedicto XVI, sino por ser la Cabeza
de un Estado tan lleno de cánones totalitarios, tanto como lo fue el
Kremlin, y hoy es La Habana.

Aunque gran parte de sus laicos prominentes formen parte del aparato de
control gubernamental, la Iglesia Católica es realmente plural en su
composición. Pero ante las amenazas de sabotear la visita del Sumo
Pontífice, es natural la radicalización del clero y de sus devotos en
torno al gobierno de los Castro. Similar fenómeno ocurre con casi todo
el resto del pueblo.

Este episodio inmoviliza y resta simpatizantes a la oposición, debido a
la reiteración de métodos de probada ineficacia. Y es además un pretexto
que viene como anillo al dedo para los mandarines del régimen, quienes
son los únicos que salen ganando.

http://www.cubanet.org/articulos/la-sin-razon-de-la-razon/

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