sábado, 17 de marzo de 2012

La Protesta de Otros Trece

Opinión

La Protesta de Otros Trece
Miriam Celaya
La Habana 16-03-2012 - 6:37 pm.

Una respuesta al comunicado del Arzobispado de La Habana y a la
actuación de la Iglesia Católica.

Una nota de prensa, firmada por Orlando Márquez Hidalgo, ha sido
publicada en Granma bajo el título "Califica Arzobispado de La Habana
ilegítima la ocupación de templo". Se trata, ni más ni menos, de una
auténtica filípica del director de la conocida revista de la
Arquidiócesis de La Habana, Palabra Nueva, contra trece disidentes que,
según declara la propia nota, permanecen en la iglesia de La Caridad, de
la capital, a propósito de la ya cercana visita del Papa Benedicto XVI a
Cuba.

Dada la importancia que tienen, tanto los hechos que enuncia el señor
Márquez Hidalgo como la propia aparición de la nota en el periódico
que, como todos sabemos, es órgano oficial del Partido Comunista de Cuba
y, por tanto, un espacio político, hubiese sido valioso y oportuno para
todos los lectores conocer otros aspectos relevantes de la noticia. Por
ejemplo, en el texto hay referencias acerca de que los demandantes
portan "un mensaje" para el Santo Padre, así como "una serie de demandas
sociales", sin que se declare el contenido del mensaje y en qué
consisten dichas demandas. Noticiar sin informar es el estilo
periodístico que parece compartir la iglesia católica, a través de su
vocero, con la prensa oficial. Márquez, por supuesto, asumió que Granma
publicaría su regaño contra los malos católicos solo si no contenía
precisamente la parte más interesante del suceso. Sin embargo, lo que no
obvió la nota del Arzobispado fue una críptica línea dedicada a la
posición conciliadora de las autoridades del gobierno, "quienes se
comprometieron a no actuar en modo alguno", algo que nos recuerda que la
dictadura cubana anteriormente se ha permitido el derecho de violentar
sin miramientos los espacios sagrados del culto, y jamás ha pedido
perdón por ello ni ha sido públicamente regañada por las autoridades
católicas.

Ante la ausencia de detalles, hubo que confiar también en la sagacidad
de Orlando Márquez cuando asegura que estamos frente a "una estrategia
preparada y coordinada por grupos en varias regiones del país. No es un
hecho fortuito, sino bien pensado y al parecer con el propósito de crear
situaciones críticas a medida que se acerca la visita del Papa Benedicto
XVI a Cuba". (El subrayado es de esta escribidora irreverente). Solo
faltaría, para un mayor parecido con el lenguaje del Gobierno, asegurar
que fueron dirigidos y financiados desde el exterior. Agradezco a
Márquez al menos la gentileza de no sucumbir a semejante tentación. No
obstante, ¿quién puede ignorar que los cubanos estamos en situaciones
criticas desde hace décadas, no precisamente creadas por nuestra propia
voluntad, e incluso sin tener disidentes inoportunos ocupando los templos?

Ahora bien, el templo de La Caridad permanece abierto al servicio
religioso con la protesta de estos trece dentro. Sin dar a conocer el
contenido de las demandas y con los controles que se han establecido a
la entrada del mismo, no se debería afirmar que el recinto este siendo
utilizado como "lugar de demostración política publica". Más bien
resulta una posible ratonera para los demandantes tan pronto las
autoridades decidan arrancarse la máscara de bondad. También se me
ocurre pensar que, acertada o no, tal vez esta sea la vía más efectiva
que han encontrado algunos grupos de cubanos para hacerse escuchar, ya
que no cuentan —como si tienen la Iglesia Católica y el Gobierno— con
medios de prensa para expresarse. El gesto, por sí solo, debería verlo
el alto clero cubano como un llamado de auxilio y no como una profanación.

Confieso que quizás debido a mi condición de no religiosa me resulta
difícil entender algunos presupuestos del discurso oficial católico. O
acaso padezco de una suerte de alergia frente a todos los discursos
oficiales. Por ejemplo, no entiendo como se puede servir a Cristo,
defensor de su pueblo e indudablemente disidente de su tiempo, y a la
vez proteger solo a los poderosos. ¿Es que no privilegia la Iglesia
Católica cubana a los más sufridos? ¿No son precisamente los disidentes
los más necesitados de protección en condiciones de dictadura? ¿Por qué
los altos representantes del clero no han dedicado jamás una misa a la
memoria de esa cubana tan digna y admirable, Laura Pollán, a Orlando
Zapata o a Wilman Villar, y en cambio han hecho fervorosos votos por la
salud de ese otro caudillo foráneo y belicoso, Hugo Chávez? ¿Acaso eso
no es asumir posturas políticas?

Resulta demasiado hipócrita a estas alturas fingir que todo esta bien en
Cuba, venga o no el Papa. Es también un embuste pueril negar que la
Iglesia sea una institución política y no solo religiosa, que no por
gusto ha sobrevivido, poderosa, durante casi dos milenios. La nota del
Arzobispado parece responder más a una exigencia oficial de las
autoridades del Gobierno que a un sentimiento de verdadera fe cristiana.
Y si acaso me equivoco y la fe ordena callar y mirar hacia otro lado; si
en virtud de esa fe la visita de Benedicto XVI debe estar rodeada de una
solemne coreografía y de un manto que oculte la realidad de nuestro
país, no creo que esa sea la fe que necesita Cuba. Y que Dios me perdone.

Nota final: Marzo 16. En la noche de ayer, por pedido expreso del
cardenal Jaime Ortega, fue desalojado el templo de La Caridad por
fuerzas de la policía. Testimonios de algunos de los implicados afirman
que fue utilizada la fuerza y los disidentes fueron amenazados y
arrastrados. Como se puede comprobar, esto desmiente la supuesta
interlocución entre la iglesia y el Gobierno acerca de que éste no
tomaría acción alguna contra los ocupantes del templo. El Cardenal
Ortega no solo ha vuelto a tomar partido inequívocamente junto al poder,
sino que, de paso, ha dejado muy mal parado al director de la revista
católica Palabra nueva.

http://www.diariodecuba.com/derechos-humanos/10147-la-protesta-de-otros-trece

No hay comentarios:

Publicar un comentario