domingo, 11 de marzo de 2012

La Iglesia es tabla de salvación para muchos cubanos

Publicado el sábado, 03.10.12

Demanda por la labor caritativa de la Iglesia crece

La Iglesia es tabla de salvación para muchos cubanos
Juan O. Tamayo
jtamayo@elnuevoherald.com

La jubilada habanera María Antonia confiesa que se habría muerto de
hambre sin los almuerzos gratuitos que reparte la Iglesia Católica de su
barrio.

La viuda, de 69 años, tiene un retiro de $12 al mes que apenas cubre la
comida para seis u ocho días al mes, y no tiene parientes en el
extranjero que puedan enviarle algunos dólares adicionales.

"Un almuerzo gratis te salva la vida cuando una libra de puerco te
cuesta más de un CUC [moneda convertible]", afirmó María Antonia. "Para
mí la iglesia es más que un templo o una misa. Es una manera de sobrevivir".

Mientras que el gobernante cubano Raúl Castro recorta los subsidios
gubernamentales a los alimentos y al sector de la salud en un intento de
estimular la economía prácticamente estancada, la Iglesia Católica está
tratando de cubrir las crecientes brechas en la red de bienestar social
cubana, que está en proceso de desintegración.

Con millones en ayuda de los exiliados católicos y grupos en el
extranjero, las parroquias están creando cada vez más comedores y
programas de salud y educación, y trabajando con familias con problemas
y cubanos VIH positivos.

"La necesidades están creciendo y los recursos del estado son
limitados", comentó Maritza Sánchez, directora de Caritas Cubana, la
sucursal en la isla de la organización católica mundial de socorro,
desarrollo y servicios sociales.

Las buenas relaciones entre Castro y el cardenal Jaime Ortega han
abierto además las puertas para una mejor cooperación en asuntos tales
como programas humanitarios y derechos humanos, como fue la liberación
de unos 125 presos políticos en el 2010 y el 2011.

Incluso después de que Fidel Castro declaró el gobierno ateo, confiscó
propiedades de la Iglesia y expulsó a cientos de sacerdotes y monjas a
principios de la década de 1960, permitió a algunas órdenes religiosas
católicas que administraran varios hospitales y hogares de ancianos.

Entre ellos está un hospital psiquiátrico y los hogares de ancianos
Santovenia y La Edad de Oro en La Habana, además del hospital de San
Juan de Dios y el hogar de ancianos Padre Olallo en la zona oriental de
Camagüey. Además, en el Hospital San Lázaro para leprosos en La Habana
son monjas las que trabajan, aunque es propiedad del gobierno.

Los hogares de ancianos administrados por la Iglesia cuentan con un
prestigio tal que tienen listas de espera no oficiales para admisiones,
confesó un voluntario de la parroquia. Algunos ancianos en busca de
admisión rápida han propuesto donar sus casas a la Iglesia o a
enfermeros legos.

Durante décadas, los funcionarios cubanos se mantuvieron incómodos con
cualquier comentario público sobre el trabajo humanitario de la Iglesia,
preocupados al parecer de que el mismo arrojara sombra sobre sus alardes
sobre los avances en el sector de bienestar social de la revolución de
Castro.

Pero el gobierno cubano empezó a permitir a la Iglesia un campo de
acción más amplio después de que se terminaran los enormes subsidios de
la Unión Soviética a la isla y se generalizara el hambre. En 1991,
dieron permiso a Caritas para abrir su sucursal local.

En la actualidad, la demanda por la labor caritativa de la Iglesia está
creciendo de nuevo, con los precios de los alimentos subiendo en casi un
20 por ciento el año pasado luego de que Raúl Castro recortara los
subsidios y las importaciones de comida. Los gastos en el campo de la
salud también bajaron en un 7.7 por ciento en el 2011.

Las relaciones entre las agencias de socorro de la Iglesia y el gobierno
actualmente "parecen estar mejorando. Son menos tensas", declaró Mary De
Lorey, representante de América Latina y el Caribe de Catholic Relief
Services (CRS), agencia radicada en Estados Unidos.

La mayoría de las parroquias importantes ofrecen ahora comidas gratis
varios días por semana, clases de computadora e idiomas tales como
inglés y francés, así como conferencias sobre historia de Cuba y tutoría
sobre habilidades de negocios tales como contabilidad, según activistas
de la Iglesia.

Algunas empresas estatales han llegado a enviar a sus empleados a los
cursos de negocios de su parroquia, indicó Enrique López Oliva,
periodista e historiador de la Iglesia retirado que vive en La Habana.

Caritas Cubana ayuda además a niños con síndrome de Down, niños
desfavorecidos y sus padres, y cubanos que son VIH positivos o tienen
sida, dijo Maritza Sánchez a El Nuevo Herald en una entrevista telefónica.

Pero los más afectados por los recortes del gobierno son los ancianos
como María Antonia, economista retirada del Ministerio de Justicia que
pidió que no se publicara su apellido porque se gana unos pocos pesos
adicionales al mes en el mercado negro.

"En estos días, si uno depende de la jubilación para vivir, bueno, sería
mejor pegarse un tiro", añadió en conversación por teléfono desde La Habana.

Las pensiones de los cubanos son siempre magras, y aunque la salud
pública es oficialmente gratis, muchas medicinas y suministros, desde
agujas de inyectar a materiales para empastes dentales, sólo se pueden
encontrar en el costoso mercado negro.

Varias parroquias de las 11 diócesis de la isla cuentan con voluntarios
que llevan la comida a los ancianos y discapacitados que no pueden salir
de sus casas y los bañan, y otros parroquianos incluso les lavan la ropa.

Médicos hacen visitas voluntarias a los ancianos y las parroquias se
notifican mutuamente cuando uno de sus vecinos --ya sea católico
practicante o no-- no consigue encontrar una medicina que le es
indispensable, explicó un doctor.

Lo mismo que la mayoría de las demás iglesias en Cuba, la labor
humanitaria de los católicos en la isla es financiada casi totalmente
desde el extranjero, a través de tantos canales grandes y pequeños que
se hace imposible estimar el valor total.

Caritas Cubana recibió donaciones en efectivo y artículos por un valor
de casi $1.9 millones en el 2010, la mayoría de ellas enviadas por sus
homólogos en España, Alemania y Suiza, explicó Sánchez. Tienen 72
empleados a tiempo completo y más de 3,200 voluntarios por toda la isla
que prestan servicio a más de 28,000 adultos y niños de casi 5,000 familias.

Amigos de Caritas Cubana en Boston, donde el cardenal Sean Patrick ha
participado durante mucho tiempo en asuntos relacionados con Cuba,
enviaron a la isla el 23 por ciento de las donaciones recibidas en el
2010, y las de CRS representaron casi el 21 por ciento, agregó Sánchez.

De Lorey dijo que el programa cubano de CRS promedia entre $160,000 y
$170,000 al año, en mayor medida para entrenar a empleados y voluntarios
de Caritas Cubana. Además, envían a la isla dos o tres cargamentos de
suministros médicos donados al año, aunque este tipo de ayuda es enviada
sobre todo durante emergencias tales como ciclones, señaló.

Los esfuerzos de CRS en Cuba son estrechos comparados con los llevados a
cabo en otros países, agregó De Lorey, porque en la mayoría de los otros
países puede brindar asistencia en áreas tales como la educación, el
desarrollo agrícola, el desarrollo de microempresas y microfinanciamiento.

El cardenal Tim Dolan de Nueva York también ha impulsado a su
arquidiócesis a ayudar a Cuba, y otras diócesis y parroquias
estadounidenses tienen sus propias relaciones directas con sus homólogas
en la isla. Indianápolis y Camagüey, por ejemplo, son "diócesis hermanas".

Los Caballeros de Colón de EEUU reportaron haber financiado la
construcción de una nueva sede para el Seminario de San Carlos y San
Ambrosio, una instalación de 55 acres cerca de La Habana equipada con
computadoras.

Las monjas radicadas en Miami de la Orden de Hijas de la Caridad de San
Vicente de Paúl dicen que envían a Cuba un promedio de un contenedor
cada uno o dos meses cargado de suministros médicos, ropa usada y
artículos imperecederos.

Exiliados católicos que viajan a Cuba dicen que a menudo llevan efectivo
y suministros a sus antiguas parroquias para burlar los controles
gubernamentales sobre la ayuda humanitaria.

Cuando el ex arzobispo de Santiago Pedro Meurice murió en Miami el año
pasado, la aerolínea American Eagle donó uno de sus aviones para
transportar su ataúd, familiares y amigos a la isla, señaló Vivian
Mannerud, veterana de la industria de los viajes a Cuba.

Mannerud amplió que su compañía, Airline Brokers, también ha hecho
envíos a la Iglesia cubana, sin cobrarles, de artículos tales como
alimentos, biblias, rosarios, pañales para niños y adultos, así como
sillas de ruedas y otros equipos médicos.

Asistencia adicional llega a la isla a través de otras organizaciones
humanitarias católicas, tales como Adveniat en Alemania y Misereor y Pan
Para el Mundo en Francia, según activistas de la Iglesia en La Habana.

Los programas de asistencia de la Iglesia no siempre funcionan sin
problemas.

El gobierno cubano tiene que preaprobar la lista de envío de cualquier
cargamento que entre al país, y ha confiscado cajas --generalmente las
que se envían como ayuda después de los ciclones-- que contengan
mensajes que ellos consideren ofensivos, tales como "Del exilio".

Las parroquias ya no pueden mantener los dispensarios farmacéuticos que
en un momento atrajeron a muchos cubanos en busca de medicinas difíciles
de encontrar. Una fuente dijo que funcionarios cubanos le habían dicho
que temían que las medicinas donadas contuvieran veneno o algún virus.

Según las reglas del embargo de EEUU, Caritas Cubana puede enviar
cargamentos de suministros médicos a hospitales gubernamentales, siempre
y cuando se certifique que los suministros no son desviados para ser
usados por funcionarios del gobierno o del Partido Comunista, entre
otros requisitos.

Varios veteranos del programa de asistencia de la Iglesia negaron
firmemente reportes anteriores de que agencias y funcionarios del
gobierno de Castro han exigido un porcentaje de un cargamento antes de
permitir a la Iglesia que distribuya el resto.

"Bueno, el trabajo puede ser difícil y complicado", declaró Sánchez.
"Pero hay una necesidad que crece y que tenemos que tratar al menos de
aliviar".

http://www.elnuevoherald.com/2012/03/04/v-fullstory/1149200/la-iglesia-es-tabla-salvadora.html

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