martes, 13 de marzo de 2012

Fidel y el Hombre Nuevo

Fidel y el Hombre Nuevo
Tulio Ramírez
Martes, 13 de marzo de 2012

En esos años, una fotografía de Fidel, el Che o Camilo era absolutamente
inspiradora. Estos Robin Hood del siglo XX nos decían a gritos, desde el
silencio de la imagen, que era posible tomar el camino hacia la
felicidad del pueblo.

Desde mi adolescencia admiré casi con veneración a la revolución cubana
y asus héroes guerrilleros. Mi militancia en aquella izquierda que
emergía renovada en esos primeros años de los 70, estuvo inspirada en
gran medida, por la legendaria epopeya de unos jóvenes barbudos que se
batieron contra la dictadura de Batista.

Las canciones de Pablo Milanés, Carlos Puebla y Silvio Rodríguez
orientaban nuestra rebeldía hacia la defensa de los pobres y contra la
opresión del yanqui explotador y sus lacayos la burguesía criolla, tal
como se colocaba en las pintas cerca de la Embajada gringa en La
Floresta. No tenía ninguna referencia inmediata de Cuba, mi único
vínculo era la revista Cuba Internacional, las películas que pude ver en
el Ciclo Cubano que pasaron en el Cine La Castellana y la discusión
ideológica en aquellos tiempos de elecciones para el FREUCV que ganó
Alexis Ortiz del MAS, frente a Héctor Alonso López de AD. Por supuesto,
mi pase del Liceo a la UCV acrecentó mi idolatría ya que, gracias a
excelentes profesores también seguidores de la utopía, comencé a estar
en contacto, con las teorías que explicaban y justificaban la toma del
cielo por asalto, como desiderátum natural de un sistema capitalista en
decadencia y sin moral.

En esos años, una fotografía de Fidel, el Che o Camilo era absolutamente
inspiradora. Estos Robin Hood del siglo XX nos decían a gritos, desde el
silencio de la imagen, que era posible tomar el camino hacia la
felicidad del pueblo.

La ilusión de que el paraíso existía nos hizo justificar atrocidades
como la persecución a la disidencia, los fusilamientos decididos con
sentencias prefabricadas y la censura de escritores incómodos al
régimen. Por supuesto, la única explicación a la existencia de balseros
que arriesgaban su vida en un mar infestado de tiburones, era la
debilidad ideológica y la poca conciencia revolucionaria. Construir el
Hombre Nuevo no era cosade soplar y hacer botellas, pero allí estaba
Fidel demostrándonos que sí era posible. El Comandante era el ejemplo a
seguir, su proverbial sencillez y desapego a las riquezas materiales, le
daban la fuerza moral para exigirle al pueblo cubano sacrificios que
rayaban en votos de pobreza.

Con el correr del tiempo y unos cuantos viajes a la isla, tuve contacto
con la verdadera Cuba. Ver de cerca la pobreza extrema, el hablar en voz
baja con miedo, la prostitución al descampado y al servicio del turista,
el deseo irrefrenable de salir como sea (el matrimonio es una vía tan
buena como cualquier otra), el submundo de la venta de productos de la
libreta de racionamiento y la antipática discriminación al nacional
frente al extranjero, nos reveló que durante muchos años sucumbimos ante
una oferta engañosa gracias a la hábil propaganda de un régimen que ha
vendido slogans y canciones pero no realidades. Cierro esta reflexión
con la información que acaba de aparecer en el diario Forbes, Fidel se
ubica como el séptimo mandatario con más riqueza en el mundo. ¡Toma tu
Hombre Nuevo!

http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/9975207.asp

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