viernes, 16 de marzo de 2012

En la línea del coro

En la línea del coro
Viernes, Marzo 16, 2012 | Por Lucas Garve

LA HABANA, Cuba, marzo, www.cubanet.org -A Chorus Line es uno de los
musicales convertidos en clásicos del género por la crítica y el
público. Aunque su reparto lo encabecen estrellas, el verdadero
protagonismo lo desempeña el colectivo de actores. El mejor logro de la
versión cinamatográfica es justamente el excelente muestrario de
actuaciones que se engarzan para componer una obra de arte.

Precisamente pienso que esa estrategia de engarce es lo que le falta por
aprender a la disidencia cubana. Padecemos de un síndrome de liderazgo.
Por querer ser líderes, por la intención frívola de desempeñar un papel
protagónico, dilapidamos los esfuerzos.

El objetivo es ser escuchados, convertidos en voces de un pueblo cansado
de promesas y desestimulado por la misma realidad en que vivimos. Y ello
es imposible si no convergemos en una fuerza de bloque identitario, en
medio de una competencia desigual con el régimen, que cuenta a su favor
con nuestras diferencias individuales, las que en lugar de ser una
ventaja, se convierten en un obstáculo para llegar a la meta.

El ejemplo más reciente ocurre con las diversas opiniones que ha
levantado la próxima visita de Benedicto XVI a Cuba. Según creo, casi
llegan a una decena las cartas y declaraciones emitidas desde las filas
de la oposición que no son reflejo de diversidad de criterios, sino más
bien un muestrario de lo perjudicial que pueden ser los protagonismos
para conseguir ser atendidos, ser escuchados y tenidos en cuenta.

Hasta ahora, una de esas cartas, al contar con siete centenares y algo
más de firmas, se coloca a la cabeza de una fila de pliegos que dan a
conocer los criterios de sus redactores y seguidores. Algo que me hace
pensar en la ausencia de consenso entre nosotros mismos.

A pesar de haber obtenido una repercusión no desdeñable, algunos de los
autodenominados líderes de la oposición han ignorado esta carta que
firmamos Marta Beatriz Roque Cabello y siete centenares y medio de
cubanos; la desconocen, y así desdeñan la oportunidad de alcanzar una
meta por etapas, siendo la primera el ser tenidos en cuenta.

Habrá quien piense que una carta más o menos no obrará para que lo que
se haya pactado entre el régimen y la jerarquía católica (en cuanto a la
visita papal a la isla) sea dejado sin efecto. Pero no es menos cierto
que al menos evidencia la existencia de una manera de pensar y de
entender el evento próximo desde otro punto de vista que el gubernamental.

Es importante lograr una visibilidad de conjunto, que ofrezca mayor
credibilidad y fortalezca al disenso, con un régimen que se caracteriza
por utilizar la falsa unanimidad como garantía de una legitimidad
conferida por la ciudadanía.

Eso podría lograrse de manera palpable al juntarnos para, con nuestras
voces unidas, lograr proyectarnos como un haz, y sacar provecho del
efecto múltiple de nuestros criterios.

En todos estos años hemos sido testigos de muchas piruetas ejecutadas
por quienes, en el afán de protagonismo, han conducido los reclamos de
la oposición hacia una especie de agujero negro que se los traga
finalmente. El mayor error que cometieron fue el de traspasar la línea
del coro. Una línea definida por los que en primera fila sacan el pecho
y se arriesgan cueste lo que cueste.

http://www.cubanet.org/articulos/en-la-linea-del-coro/

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