jueves, 8 de marzo de 2012

Abel hacia el paraíso?

Publicado el martes, 03.06.12

¿Abel hacia el paraíso?
Miguel Cossio

La transferencia del ahora ex ministro cubano de Cultura Abel Prieto a
una oficina equis en el Palacio de Raúl Castro, como su consejero
honorario, pone punto final al acceso a las mieles del poder de los
últimos ex herederos de Fidel Castro.

A diferencia de otros caídos en desgracia con anterioridad, se trata de
una separación del poder a la buena; una jugada cantada desde que Prieto
fuera removido del Buró Político y del Comité Central durante el
congreso del Partido Comunista, celebrado en abril del 2011, donde se
decretó el ascenso de Miguel Barnet al "CC", el único escritor de oficio
presente hoy en la estructura burocrática de la ideología oficial.
Aquello fue un presagio de que la melena de Abel estaba más que en
remojo. Incluso, hace unas semanas, Yoani Sánchez adelantó su caída en
Twitter.

En apariencia, la cosa no pinta tan mal para el afectado. Algunos
recuerdan que para sus generales preferidos venidos a menos (Enrique
Carreras, Efigenio Ameijeiras, Aldo Santamaría Cuadrado y un muy corto
etcétera), Raúl Castro diseñó una oficina de asesores con pocas tareas y
muchos beneficios personales, conocida en los pasillos del poder como el
Plan Paraíso.

La nota aparecida en primera plana de Granma no dice que a Abelito le
serán asignadas otras tareas, como reza en ocasiones el anuncio oficial
cada vez que los Castro defenestran a alguno de los suyos.

Ahora se tomó en cuenta la "experiencia y los resultados positivos
obtenidos" por Abelito en el ejercicio de su cargo. Entiendo que, cuando
Granma habla de resultados positivos, se refiere al doble papel que Abel
jugó durante los tres lustros que disfrutó de las mieles del poder, como
agente de permisos de viaje de artistas ante el Ministerio del Interior,
alternando la tarea con el traje de policía bueno y de pupila insomne en
la fiel vigilia de los únicos intereses políticos y culturales de la
revolución.

Si le creemos a Granma, Abelito correría con mejor suerte que otros
compañeros de ruta, elevados en su momento, como él, al olimpo oficial
de la propia mano de Fidel. Me vienen a la memoria los nombres de
Robertico Robaina, Juan Carlos Robinson, Carlos Lage, Felipe Pérez
Roque, Fernando Remírez de Estenoz y Carlitos Valenciaga. Corrijo: dudo
que, al menos económicamente, a Abel le vaya mejor que a Robaina,
convertido en todo un pintor, de obra discutible, sí; pero próspero
empresario de la floreciente industria del paladar tropical.

En su nuevo destino, Abelito tendrá tiempo para escribir y tal vez hasta
meditar acerca de su paso por las alturas castristas. Esto último si es
que le queda alguna pizca de espíritu autocrítico y honradez
intelectual. Quizás lo veamos figurando en tribunas públicas, programas
de televisión y actos literarios, acompañando a Raúl o al propio Fidel
en alguna de las tantas maratónicas presentaciones que el jubilado
comandante acostumbra a hacer, ya sea enfundado en kimono, posando junto
a pasajeros del algún crucero de la paz, o explicando la naturaleza del
átomo.

De cara a la clase artística e intelectual de la isla, el fin de la era
de Abel Prieto marca un futuro incierto para el estilo con que se
administran en Cuba los asuntos de la cultura.

Habría que ver si en lo adelante se impone la mano suave y ligera de
Miguel Barnet o la pesada de Esteban Lazo, que en definitiva es quien
regentea el engorroso sector desde el mismo palacio al que ahora se
traslada Abel Prieto. ¿Se abrirán para él las puertas del paraíso?

http://www.elnuevoherald.com/2012/03/06/1145563/miguel-cossio-abel-hacia-el-paraiso.html

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