lunes, 11 de julio de 2011

La Hemorragia Demográfica Cubana

La Hemorragia Demográfica Cubana

Lunes, 11 de Julio de 2011 06:24 Haroldo Dilla Alfonso - Siete Días -
Rep Dominicana

cubanos-presos-deportados-zMirando la página web de la Oficina Nacional
de Estadísticas cubana (ONE) (http://www.one.cu) tropecé con todos los
estimados demográficos del 2009. Me pareció una información –aunque
incompleta como toda estadística- valiosa y profesional. Y que nos habla
de una realidad insular muy compleja. Ante todo, evidentemente Cuba es
una isla en proceso de despoblamiento. Las estadísticas muestran una
reducción absoluta de la población hasta aterrizar en unos 11 242 638
habitantes en el 2010.

De manera que en este último año habitaban la isla dos millares y medio
de cubanos menos que en el 2005. Es una situación ligada a la baja tasa
de natalidad, que produce un cuadro de población envejecida sin
reemplazo. Pero también lo está al trágico desangramiento demográfico
producto de la emigración.

De 1994 hasta la fecha han abandonado la isla (formalmente, es decir sin
contabilizar la emigración ilegal) más de medio millón de compatriotas,
y aunque pudiera suponerse que esa cifra está influida por la estampida
migratoria consentida por el gobierno cubano en 1994, en realidad no es
así. En 1994 el número de migrantes cubanos a todas las direcciones
apenas llegó a 50 mil, mientras que el pasado año casi llega a 40 mil.
Es decir, una estampida cotidiana y menos espectacular que la que sirvió
a los dirigentes cubanos para quitar presión a la caldera social de la
crisis. Solo entre el 2004 y el 2009 emigraron más de 210 mil cubanos.

Los datos nos obligan a reflexionar en dos direcciones,

La primera, que es imperativo la adopción de políticas de retención de
población. Y esto no se puede hacer –por inefectivo y por inmoral- como
hoy lo hace el gobierno cubano, fijando numerosos candados sorteados los
cuales solo queda al migrante el recurso del no-regreso y el rol de
suministrador de dinero para sus familiares en la isla y para el propio
gobierno que los destierra. La sociedad cubana no necesita un control
más, sino muchas aperturas, las suficientes para socializar las
expectativas de movilidad social y de realización personal. Hoy estas
expectativas permanecen secuestradas por una élite, que fija
burocráticamente los caminos y los límites de las vidas.

Y también necesita de una política de atracción para el retorno. El dato
es elemental: el 85% de los cubanos migrantes viven en los Estados
Unidos. Allí poseen propiedades cuyo valor es superior a un año del PIB
cubano, y ostentan indicadores educacionales superiores a todas las
restantes minorías e incluso en ocasiones que los propios americanos. No
me detengo ahora a discutir las razones de este poderío. Solo me
interesa destacar que existe, y que por sus características pudiera ser
canalizado en términos de recursos humanos, capital social o capital
económico para el despegue de una economía decrépita sustentada en los
subsidios venezolanos. Pero solamente si existieran políticas adecuadas
a estos fines.

Solo estas políticas -y no los mezquinos controles burocráticos que
mantienen a los nacionales desterrados, a las familias separadas y a los
ciudadanos enjaulados- pueden contribuir a detener (y revertir) la
hemorragia demográfica que sufrimos.

Y obviamente, este es el segundo punto que quiero observar, aquí no
hablamos de cualquier tipo de migración. Aunque las migraciones
internacionales se componen de todo tipo de personas, es innegable que
en ellas predominan personas en edades laborales óptimas y con niveles
de destrezas superiores a la media. Son las personas que pueden
imaginarse a sí mismos como vencedores en las contiendas que les espera
en tierras promisorias pero altamente competitivas. Los pocos estudios
realizados en Cuba sugieren que nuestro país no es excepción a la regla.
Y que por consiguiente la emigración produce un hueco reproductivo y en
términos de recursos humanos irreparable.

Ello es evidente, por ejemplo, en las procedencias territoriales de
producción de migrantes en la isla. Según la ONE la provincia cubana que
más ha sido afectada por la sangría demográfica ha sido La Habana
(ciudad). A pesar de que es la receptora por excelencia de migrantes
internos (legales e ilegales, pues no olvidemos que el país sufre una
norma legal que impide el libre movimiento interno), en los últimos años
ha sufrido una pérdida neta de unos 60 mil habitantes para totalizar
algo más de dos millones de habitantes. Pero a pesar de albergar solo el
19% de la población nacional, emitió el 47% de los migrantes. A cambio,
La Habana recibe una población de migrantes orientales –directamente o
usando los municipios periféricos como trampolines- de menor nivel
educacional. Es decir que la ciudad experimenta un drenaje de capital
humano que le garantiza inobjetablemente ingresos de remesas mayores
para la sobrevivencia cortoplacista, pero embarga su largo plazo.

República Dominicana no es un destino importante de migrantes cubanos, y
una parte importante de los que vienen, en realidad usan a esta media
isla como un lugar de paso para acceder a Estados Unidos, aunque sea
arañando las escarpadas costas de la Isla de Mona. Pero permanece una
colonia reducida, pero de alta visibilidad debido a sus presencias en la
prensa, la academia, el activismo social, la medicina y otras muchas
actividades. Poseen todos los estatus migratorios imaginables, pero una
misma decisión: no van a regresar a la isla.

Como acostumbra decir un jocoso y exitoso amigo que a fuerza de trabajar
mucho acaba de comprarse un excelente apartamento, "Cuba solo de lejos".
Y lo dice, sonriendo, mientras cuelga un cuadro en su elegante cuarto de
estudios nueva oficina que habla del orgullo de ser cubano y del
privilegio de ser habanero.

Y ahora, sin apasionamientos, díganme ustedes, ¿quién pierde?

http://www.lanuevacuba.com/main/201107112089/noticias/cuba-noticias/la-hemorragia-demografica-cubana.html

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