lunes, 11 de julio de 2011

En la óptica

En la óptica
Monday, July 11, 2011 | Por Frank Correa

LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -Justa Veliz, jubilada del
sector de turismo y vecina de Romerillo, comentó la semana pasada en
la cola de la óptica, donde esperaba para comprar un par de espejuelos
(gafas), que la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba en 1998, está
dejando ver sus frutos.

Dice que en aquella visita del sumo pontífice a la isla, se escuchó
por primera vez la palabra libertad en público y los fieles se
arrodillaban y se sentían protegidos por el manto divino, pues no
iban a ser más castigados, ni reprimidos por su fe.

Según Justa, al mirar los estantes repletos de discos piratas de los
cuentapropistas, vendiendo sin que los arresten o les decomisen la
mercancía, y ver en una misma cuadra cinco cafeterías, y que la
iglesia católica se haya sentado con el gobierno para mediar por
los presos políticos, uno ve que Cuba se está abriendo al mundo.

Pero cuando le llegó su turno en la cola su optimismo cayó al piso.
Los espejuelos eran todos por receta, además había sólo una
graduación, muy leve para los ojos gastados de Justa. Solicitó al
empleado cambiar los cristales de sus espejuelos viejos para una
armadura nueva, pero le dijeron que no brindaban ese servicio.

En la cola nadie pudo comprar espejuelos. Luis, vecino del barrio La
corbata y custodio de un banco, contó que su jefe lo había amenazado
con botarlo del empleo, porque sus espejuelos llevaban veinte años
con él y ya no distinguía a las personas cuando cuidaba el banco.

Mary, estudiante de economía, que sí usaba la medida en existencia,
no pudo comprarlos porque era indispensable la receta. Le rogó al
empleado, porque estaba en el final del curso y los necesitaba para
los exámenes. El intransigente empleado le mostró una circular de la
Dirección de Salud Pública, inviolable. Aunque sus palabras dejaron
resquicios, como que la cosa se podía "arreglar", pero la estudiante
solo tenía dinero para el ómnibus.

La cola se disolvió sin que nadie lograra su objetivo. El custodio del
banco le dijo a Justa que al gobierno le conviene que la gente no
vea. Según él, las aperturas que están sucediendo no son abrirse al
mundo, sino abrirnos nosotros y sacar lo podrido que tenemos: Un
millón y medio de trabajadores sobrantes, alto índice de corrupción,
una economía inoperante, una educación juvenil que da pena y espejuelos
de una sola medida.

http://www.cubanet.org/articulos/en-la-optica/

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