lunes, 11 de julio de 2011

El ciudadano, una deuda con el Padre Varela

Derechos Humanos

El ciudadano, una deuda con el Padre Varela
Dimas Castellanos
La Habana 11-07-2011 - 6:44 pm.

Una discusión en La Habana sobre la ciudadanía y su participación en la
política.

Bajo el rótulo El lugar de la ciudadanía, participación política y
República en Cuba, el Centro Cultural Padre Félix Varela fue escenario,
el pasado sábado 2 de julio, de una conferencia impartida por el
licenciado en Derecho y profesor universitario, Julio César Guanche. La
institución, perteneciente a la Arquidiócesis de La Habana, ocupa la
edificación en la que hasta el pasado mes de enero se encontraba el
Seminario San Carlos y San Ambrosio, donde el padre Félix Varela y
Morales ocupó a principios del siglo XIX las cátedras de Filosofía y de
Constitución, desde las cuales desarrolló una labor cultural, educativa
y cívica, encaminada a la formación del pensamiento y la nacionalidad de
los cubanos.

En las palabras inaugurales, el rector del Centro Cultural, Yosvany
Carvajal, explicó que este nuevo espacio de pensamiento, estudios y
debates iniciará sus funciones académicas en el venidero mes de
septiembre y posteriormente se irán incorporando otras funciones
docentes y culturales. En ese sentido, la conferencia de Julio César
Guanche, resultó ser un ensayo previo a la definitiva inauguración.

Nada más oportuno para la realidad sociopolítica cubana que el tema de
la ciudadanía y la participación política. En ese sentido la disertación
del joven intelectual cubano comenzó con las palabras pronunciadas por
Félix Varela en la inauguración de la Cátedra de Constitución en 1821:
"Y yo llamaría a esta Cátedra, la cátedra de la libertad, de los
derechos del hombre, de las garantías nacionales, de la regeneración de
la ilustre España, la fuente de virtudes cívicas, la base del gran
edificio de nuestra felicidad, la que por primera vez ha conciliado
entre nosotros las leyes con la filosofía... la que contiene al fanático
y déspota...".

Entre otros planteamientos, Guanche abordó aspectos de la legalidad de
la sociedad cubana contemporánea, así como la necesidad de crear y
utilizar los espacios, reales o potenciales para ejercer la ciudadanía a
través de claves definidas por Félix Varela. Señaló que a pesar de que
las estadísticas exhibidas por las autoridades cubanas respecto a la
alta participación popular en las elecciones, el sistema electoral deja
en pie conflictos entre la base institucional y la participación
ciudadana. Y agregó que los programas de gobierno local, provincial y
nacional no resultan definidos a través del proceso electoral.

Así, el papel de la ciudadanía y su participación en la política
nacional cubana devino eje de un intenso y respetuoso debate entre
intelectuales, profesores universitarios, académicos y periodistas
presentes, de las más diversas tendencias, acerca de cómo construir
poder, confirmar poder, ampliar poder y usar la política para ensanchar
las formas de convivencia: un testimonio práctico de la necesidad de
someter a debate público temas vitales de nuestra sociedad.

Intervenciones como las de las profesoras de la Universidad de La Habana
Berta Álvarez y Maria del Carmen Barcia, acerca de las constituciones
cubanas y del concepto de ciudadano respectivamente, así como la del
escritor Víctor Fowler, quien explicó la diferencia entre la formación
de ciudadanos y de revolucionarios, demostró lo acertado de la
invitación cursada por la dirección de la revista Espacio Laical.

El Padre Varela: tareas pendientes

El Padre Varela, cuyo nombre preside el Centro Cultural, fue el primero
que habló en Cuba de patria con el concepto abarcador de todo el
territorio nacional, de pertenencia, de arraigo y de intereses. El padre
Varela evolucionó desde la autonomía hasta devenir promotor de la
independencia. Desplazó su pensamiento desde el buen trato a los
esclavos hasta la eliminación de la horrorosa trata negrera y la
abolición de la esclavitud. Y eligió la educación como camino de la
liberación, le trazó un rumbo propio al pensamiento cubano y se empeñó
en enseñarnos a pensar. Fue él , además, quien introdujo la Ética en los
estudios científicos, sociales y políticos. Por todo ello aquel gran
pedagogo que también ocupó la cátedra de Filosofía, José de la Luz y
Caballero, lo definió como "nuestro verdadero civilizador".

La conferencia y el debate suscitado en dicho centro cultural develaron
que la labor iniciada por Varela hace 190 años no solo está inconclusa,
sino pendiente. Precisamente hace apenas dos semanas el Presidente del
Consejo de Estado de Cuba, Raúl Castro, expresó en un consejo ampliado
del Consejo de Ministros: "Necesitamos discutir y discrepar más a todos
los niveles de dirección, pues en la diversidad de criterios están las
mejores soluciones a nuestros problemas actuales". Una verdad limitada,
pues la diversidad de criterios tiene que extenderse hasta el debate
ciudadano.

Se trata, en una sociedad como la cubana, carente de una sociedad civil
independiente, de propiciar el diálogo como mecanismo de participación e
intercambio de ideas, sin lo cual ningún proyecto de transformación
social puede tener éxito, aunque lo encabece el Partido Comunista.

En Cuba, por razones conocidas, la gente está cansada de ser objetos de
consignas y discursos. Es necesario que los individuos inmersos en la
sobrevivencia se conviertan en público, hasta que las deliberaciones se
transformen en fuente para el perfeccionamiento suyo y de la gestión
gubernamental. Se impone, pues, abrir las puertas de la política, cuyo
punto de partida comienza por el intercambio de ideas entre todos para
identificar intereses comunes, para proponer medidas antes de que sean
aplicadas o estén en proceso de aplicación.

La política, cuya definición deriva del término polis con el que los
antiguos griegos designaban la ciudad, se ha relacionado desde su origen
con las actividades públicas para garantizar el bien común. Es decir,
que la política como invento humano comenzó desde que las comunidades
comprendieron que su destino estaba sujeto a la toma de decisiones para
sobrevivir. Política es relación entre personas con intereses comunes
para la solución de problemas y, por tanto, antecede y trasciende la
división clasista de la sociedad. Se trata de una actividad natural del
ser humano que requiere participar, aprender sobre la marcha,
equivocarse, hasta devenir verdaderos ciudadanos.

El reto está en la transformación de los individuos en ciudadanos, en
actores políticos. Una transformación que tiene su punto de partida en
los derechos humanos reconocidos universalmente, en particular en los de
la primera generación: los derechos civiles y políticos. Ese proceso de
formación ciudadana y de conformación de una opinión pública inexistente
requiere actuar desde los principios ético-morales que sitúan al ser
humano como fin y no como medio.

http://www.ddcuba.com/derechos-humanos/5755-el-ciudadano-una-deuda-con-el-padre-varela

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