viernes, 3 de diciembre de 2010

El futuro demográfico de Cuba: ¿un caso sui generis?

Natalidad

El futuro demográfico de Cuba: ¿un caso sui generis?

Uno de los temas más preocupantes en Cuba, desde el punto de vista
demográfico, es el acelerado proceso de envejecimiento de la población

Helena Sanabria Mora, Madrid | 30/11/2010

Entre el 16 y 19 de noviembre, se llevó a cabo el IV Congreso de la
Asociación Latinoamericana de Población en La Habana, Cuba. Los mayores
expertos en demografía de América Latina prepararon sus ponencias sobre
diferentes temas del comportamiento de las poblaciones de los países
latinoamericanos en el pasado, presente y futuro, para este evento. Como
tema central de este congreso, que se realiza cada dos años, se eligió
"Condiciones y Transformaciones Culturales, Factores Económicos y
Tendencias Demográficas en Latinoamérica", es decir, un tema lo
suficientemente amplio como para abarcarlo todo o casi todo. El evento
contó con más de 300 presentaciones de las cuales 40 estaban
relacionadas con el caso cubano.

No hay duda que uno de los tema más recurrentes y preocupantes desde el
punto de vista demográfico, en el caso cubano, es el acelerado proceso
de envejecimiento y el presumible decrecimiento de la población a corto
y mediano plazo, si no se da un cambio estructural en la historia del
país, ya que las limitaciones son muy grandes para contrarrestar este
proceso. Como caso único en América Latina, el estado de envejecimiento
de la población cubana es "típico" del final de la transición
demográfica, con unas tasas de mortalidad y natalidad muy bajas y
consecuentemente con un crecimiento natural de la población que se hace
muy bajo o prácticamente nulo.

En los países en desarrollo la transición no ha tenido los mismos
impulsos que en Europa; se ha conseguido reducir la mortalidad gracias a
los avances médicos y sanitarios traspasados desde Occidente, sin salir
en la mayoría de los casos de las economías agrarias tradicionales, con
lo que el ritmo ha sido mucho más acelerado que en el caso europeo, el
cual fue muy lento y progresivo dado que su origen estuvo en el proceso
de industrialización y la consiguiente mejora de las condiciones de
vida. En Cuba, sin embargo, aunque el origen no ha sido el proceso de
industrialización, la reducción de la mortalidad sí estuvo acompañada de
una reducción vertiginosa de la natalidad (1,64 hijos por mujer en
2008), cifra sin precedentes en ningún otro país latinoamericano. Por
tanto, la evolución de los indicadores demográficos en Cuba corresponden
a los de las sociedades postindustriales, pero además de que Cuba no es
un país postindustrial, lo especial de su situación es que de las tres
variables reguladoras del crecimiento de la población, natalidad,
mortalidad y migración, la única con probabilidades de ser influenciada
a través de políticas públicas, en las condiciones socioeconómicas y
políticas actuales del país, es la natalidad. Retroceder en los
indicadores de mortalidad sería un desprestigio y recurrir a la
inmigración de capital humano, como lo han hecho el resto de países que
han pasado por esta situación, es una utopía, porque en primer lugar en
la actualidad no hay posibilidad legal para inmigrar a Cuba y en segundo
lugar no hay incentivos laborales para atraer a población extranjera.

Por tanto la única esperanza, para que la población dentro de Cuba no se
vaya "extinguiendo" poco a poco, está en aumentar la fecundidad, como
expusieron en el congreso los ponentes Lorenzo I. Herrera León y Sonia
Catases Cervera[1], ambos del Centro de Estudios Demográficos de la
Universidad de La Habana, después de analizar detalladamente las cifras
de embarazos e interrupciones del embarazo en el lapso comprendido entre
1970 y 2008. Según estos autores, si no se hubiesen llevado a cabo los
abortos inducidos ni las regulaciones menstruales, las cifras de
embarazos anuales habrían alcanzado para situar al país por encima del
nivel de reposición generacional. Por lo que concluyen los autores que
la disminución de abortos y regulaciones menstruales podría constituir
la gran reserva para la recuperación del nivel de reemplazo de la
fecundidad. ¿Qué podemos concluir de esta afirmación? ¿Que una política
pública posible sea la prohibición del aborto o por lo menos la
imposición de restricciones de acceso a este método de planificación
familiar? Sería bastante paradójico que el Gobierno cubano llegara a ese
extremo, después de promulgar tanta modernidad en ese sentido. Pero
políticas más blandas como campañas de concientización tienen una baja
probabilidad de éxito, como lo demuestra el hecho de que en Cuba, a
pesar de la enorme divulgación de campañas de salud sexual y
reproductiva, la frecuencia de abortos como método de planificación
familiar sea tan elevada. En fin, que el país se enfrenta a una
encrucijada literalmente "vital" y es difícil vislumbrar una salida
basándose en las proyecciones de tendencias actuales, como igualmente
afirman los ponentes Lorenzo I. Herrera León y Sonia Catases Cervera.

Un aspecto sí confirma el caso cubano, y es que hoy en día la transición
demográfica no se puede considerar una auténtica teoría sino que pasa a
ser una "generalización empírica", ya que puede servir para relacionar
en el tiempo los comportamientos históricos de la natalidad y la
mortalidad, pero no ha conseguido postular una relación causal entre
tales comportamientos.

[1] Herrera León, Lorenzo y Sonia Catastes Cervera, "La fecundidad en
Cuba entre 1970 y 2008: una reflexión a partir de escenarios y
coyunturas socioeconómicas", ponencia presentada en el IV Congreso de la
Asociación Latinoamericana de Población, 16 al 19 de noviembre de 2010,
La Habana, Cuba.

Helena Sanabria Mora es antropóloga y doctora en historia demográfica de
la Freie Universität Berlin, trabaja como consultora independiente.

http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/el-futuro-demografico-de-cuba-un-caso-sui-generis-249949

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