viernes, 12 de noviembre de 2010

La crisis violenta

La crisis violenta
Augusto César San Martín

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Minutos antes de entrar
en la escuela, Gabriela, hija de mi esposa, decidió regresar a la casa
acompañada de la amiga, para recoger el material de estudio olvidado.
Como tenían tiempo, decidieron no apresurarse y tomar por el camino más
transitado. Ambas se sorprendieron cuando el joven de unos veinte
años, que habían visto merodear el Instituto Preuniversitario Arístides
Viera, se cruzó en su camino. Sin darle tiempo a reaccionar, el ladrón
se abalanzó sobre el cuello de Gabriela para arrebatarle la cadena de
oro que llevaba. El grito de espanto provocó la huida del asaltante,
que corrió con la prenda, dejándole desgarrada la blusa del uniforme
escolar, un moretón en el cuello y el trauma psicológico.

Media hora después estábamos en la 5ta. Estación de policía para
denunciar el hecho. Allí nos enteramos que los asaltos se están
repitiendo con alarmante frecuencia. Aun cuando no se publican estos
sucesos en la prensa, debido a su connotación, los habaneros conocen de
hechos que ponen sobre el tapete la ola de violencia desatada en la capital.

Durante el asalto a la cafetería El Becerra, en el municipio Playa, el
dependiente recibió 14 puñaladas que le ocasionaron la muerte. Días
después asaltaron la hamburguesería del Parque Almendares, donde
hirieron a un empleado (dos puñaladas) para robarle 500 pesos. También
se conoce de asaltos en los ómnibus urbanos.

Las autoridades afirman que la delincuencia es un fenómeno extraño al
socialismo, herencia del pasado, y que es precisamente el socialismo el
sistema capaz de erradicar este mal. Para combatirlo, en 1999 el
gobierno fortaleció el Código Penal, aumentando las condenas de varios
delitos. Se cometió el error de poner en riesgo la correlación
delito-sanción y las valoraciones circunstanciales del delito.

Diez años después, las consecuencias están latentes en la medida que el
robo estrecha vínculos con la violencia que ejerce el delincuente para
evitar ser incriminado.

El aumento del desempleo y la incertidumbre económica que vivimos
provocan desconciertos sociales que superan la represión y el castigo
por parte de las autoridades. Los cubanos esperamos que continúe
elevándose el índice de criminalidad el año que viene, sin la debida
respuesta del gobierno, que jugó la carta errada con el
endurecimiento del Código Penal, con el propósito de evadir la
implantación de verdaderas medidas que restauren la economía del país y
purifiquen la sociedad.

sanmartinalbistur@yahoo.com

http://www.cubanet.org/CNews/year2010/Nov2010/12_C_4.html

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